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Lara Croft: Tomb Raider es una de las adaptaciones de un videojuego al cine más decentes que se hayan estrenado. Es estúpida, sí, pero también emocionante, vistosa, y cuenta con la magnética presencia de Angelina Jolie como la protagonista. Pero a pesar de que Jolie regresó para la secuela, Lara Croft: La Cuna de la Vida, lamentablemente no puedo alabarla de la misma forma.

La cuna de la vida es uno de esos casos en donde más no fue mejor. Esta segunda parte es más exagerada, tonta y ridícula que la primera, por lo que el resultado final fue una verdadera decepción, tanto para fanáticos de los videojuegos, como para aquellos que disfrutaron de la primera entrega. No es un desastre, precisamente —especialmente para estándares de películas de videojuegos— pero definitivamente debió ser mejor.

Ridiculeces al por mayor

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Angelina Jolie está de vuelta como Lara Croft, saqueadora de tumbas y aventurera extraordinaria. Esta vez, ha descubierto una esfera que podría llevarla hasta la ubicación de la caja de Pandora. Desafortunadamente, dicho objeto terminará en las manos de Jonathan Reiss (Ciarán Hinds), un científico maligno (obviamente) y fanático de los virus letales, que piensa usar la caja como un arma de destrucción masiva. Reclutada por el servicio de inteligencia británico para encontrar la esfera, Lara contrata a Terry Sheridan (Gerard Butler), un mercenario y antiguo interés amoroso, para que la ayude. Ambos, consecuentemente, se embarcarán en una aventura que los llevará de un extremo del mundo al otro.

No hay vuelta que darle: si la primera cinta de Tomb Raider se sentía ridícula por momentos, como un cutscene de videojuego trasladado a la pantalla grande, esta secuela la supera a sobremanera. Consideren, por ejemplo, la escena en donde Lara escapa de una antigua ciudad submarina, encuentra un tiburón, le mete un puñetazo en la cara (!!!) y lo monta a la superficie. (Ah, y encima el tiburón ruge, como estos animales suelen hacerlo…) O si no la escena en donde maneja una motocicleta por parte de la Muralla China, para luego saltar de ella y darle el encuentro a Terry. Cualquier semblanza de verosimilitud y realismo fue tirado por la ventana para esta película.

Lo cual, debo admitir, le otorga cierto encanto, pero a la vez evita que pueda adentrarme en la historia, y que me preocupe por los personajes. Después de todo, si Lara y Terry son capaces de realizar este tipo de hazañas, son básicamente inmortales, ¿no? Y si sin inmortales, entonces cualquier secuencia en la que se encuentren en peligro mortal simplemente no generará ningún tipo de tensión. Sabemos, a lo largo del filme, que nuestros personajes escaparán sin rasguño alguno, lo cual convierte a muchas de estas balaceras y persecuciones en ejercicios casi insufribles de tedio.

Peor que un cutscene

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Tampoco ayuda el que los efectos especiales sean menos… bueno, especiales, que los que la primera película ofrecía. El trabajo de chroma (especialmente en la escena de la Muralla China mencionada líneas arriba) es patético, y las criaturas generadas por computadora, desde el tiburón hasta unas criaturas oscuras que aparecen durante el tercer acto, parecen ser sacadas de un juego de PlayStation 2. Las escenas de acción menos fantásticas están filmadas con profesionalismo, pero no emocionan debido a las razones que ya expuse.

El elemento emotivo tan presente en la primera Tomb Raider brilla por su ausencia. En el filme anterior, Lara tenía una motivación muy sentimental para alcanzar su objetivo principal —en esta historia, su objetivo es simplemente salvar al mundo. Jon Voight no ha regresado para interpretar al padre de Lara, y el romance entre nuestra protagonista y Terry está poco desarrollado. Ambos son atractivos y no se ven mal en las escenas más “candentes”, pero no tienen química entre ellos. Extraño a Daniel Craig.

Todo sea por Angelina

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Al menos Jolie sigue interpretando a Lara como una fuerza de la naturaleza, letal, sexy y muy inteligente. ¡Y esta vez se deshicieron de los senos falsos! El talentoso Ciarán Hinds —a quien muchos recordarán por su aparición en Game of Thrones— está desperdiciado como un villano aburrido y estereotípico. Djimou Hounson tiene poco que hacer como un antiguo amigo de Lara en África, y Chris Barrie y Noah Taylor, como el mayordomo Hillary y el geek Bryce, respectivamente, tienen los roles más cómicos. El Terry de Gerard Butler es simplemente… aburrido, y no por culpa del actor. Su Leonidas en 300 tenía mucha más personalidad y carácter.

Cualquier tipo de referencia a los juegos que pueda tener La cuna de la vida se me escapó. El filme se siente más como un homenaje a la saga de James Bond que a la de Indiana Jones, por lo que se siente divorciado de los juegos, similar únicamente en el título y en el hombre de su protagonista. Y lo peor es que compararla con algo como Casino Royale o hasta Goldeneye resultaría absurdo —La cuna de la vida se parece más a algo como Otro día para morir, la peor película de Pierce Brosnan como James Bond. Ambas contienen cantidades innecesarias de efectos digitales mal realizados, y ambas están llenas de escenas de acción que desafían las leyes de la física y el sentido común.

Pasar de Speed a esto….

QUOTE Tomb Raider 2

Lara Croft: Tomb Raider – La cuna de la vida no es solo una pobre adaptación de un videojuego a la pantalla grande; es una deficiente película de acción y punto, carente de suspenso, adrenalina o verosimilitud. El director Jan de Bont probó tener talento con películas como Speed o Twister, pero también fue responsable de esta película, y “joyitas” como La maldición y Speed 2. Lamentablemente, La cuna de la vida fue la última cinta que jamás dirigió. Sabes que una película es mala cuando logra destruir la carrera de un director y cinematógrafo talentoso como De Bont.