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Durante la semana pasada tuve la suerte de jugar, antes de su salida oficial,  el nuevo título de la desarrolladora From Software y los publicadores de Sony Japan Studios: Bloodborne.  Famosa por los juegos de la saga “Souls” (Demons Souls, Dark Souls y Dark Souls 2) y esta vez contando con el equipo original que inicio la serie, From Software busca mantener los altos estándares de la serie o incluso superarlos. En este previo quiero presentar mis primeras impresiones del juego durante estos 5 días iniciales con él.

Desde un inicio Bloodborne se siente muy similar a sus predecesores compartiendo la misma base en su jugabilidad; pero al mismo tiempo presentando diferencias fuertes en varios aspectos de juego.

Empezando por la creación de personaje; no encontraremos las típicas clases como Knight, Thief o Royal de Demons y Dark Souls, esta vez siempre tomaremos el papel de un “cazador” de bestias y elegiremos nuestro “pasado” indicando si tuvimos un pasado feliz, trágico u horrible. Este detalle al final es solo una manera simpática de elegir los atributos con los que queremos empezar (fuerza, defensa, vida, etc.) los cuales han sido reducidos en número simplificando la elección. Eso sí, debo dar crédito al editor de rostros del juego que nos permite crear prácticamente cualquier cara que deseemos.

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El siguiente punto a mencionar es el combate, corazón de todo juego de la serie. En Bloodborne no contaremos con un escudo al inicio del juego y aún cuando lo consigamos probablemente no lo usemos mucho. Para muchos fans esto seguramente sonará raro, pero el juego compensa esta falta concentrándose en el uso de counters y parries, mecánicas existentes en previos juegos pero poco usadas. Para activarlos Bloodborne le da al jugador la opción de elegir un arma de fuego que, si bien podrá hacer un daño mínimo a distancia, de golpear al enemigo justo antes de realizar un ataque lo dejará mareado y expuesto a un ataque crítico, siendo esta su principal función.

Este nuevo énfasis en la ofensiva tiene sus pros y contras. Por un lado el juego es mucho más veloz y fuerza al jugador a estar siempre en movimiento y atento a su enemigo. Por otro lado, la opción de elegir un personaje pesado y defensivo ya no existe, anulando también la necesidad de preocuparnos por el peso de nuestro equipo. El juego además nos permitirá recuperar vida perdida al contratacar de inmediato a nuestro rival premiando aún más la agresividad en el combate.

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Por otro lado, remplazando a las almas de juegos pasados, esta vez tenemos a la “sangre”. Obtenida al eliminar enemigos o encontrar ítems, toda la temática de Bloodborne gira alrededor de ella y es un sinónimo a los puntos de experiencia o monedas de otros juegos. Algunos ítems también tendrán la misma temática, por ejemplo los “flask” de vida han sido remplazados por frascos del líquido rojo.

Pasando a los niveles, inicialmente uno puede pensar que Bloodborne cuenta con la misma estructura de niveles separados que Demons Souls tuvo en lugar del mundo abierto e integrado de Dark Souls 1 y 2. Esto se debe a que contaremos con una pequeña base de operaciones llamada el “Sueño del Cazador” muy similar al Nexo de Demons Souls con puertas hacia los distintos niveles y personajes encargados de ayudarnos a subir nuestro nivel o mejorar nuestras armas. Pero, luego de avanzar por el primer nivel por varias horas, descubriremos que en efecto el mundo está conectado pero de una forma un poco más lineal que antes reduciendo la exploración.

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De hecho aquí es donde encuentro mi principal y quizás única queja para el juego: las pantallas de carga. Debido a que normalmente nos transportaremos desde las puertas en el Sueño en lugar de caminar de un lugar a otro y a que con cada muerte regresaremos al último checkpoint; el juego volverá a cargar con cada una de estas acciones mostrándonos una pantalla negra con su logo por varios minutos pudiendo llegar a frustar a los más impacientes. Hubiera bastado con agregar una pequeña leyenda o algo de historia a la larga espera.

Como en todo juego de la serie Souls, morir en Bloodborne trae como consecuencia perder tus puntos de sangre y parte de tu progreso con la posibilidad de recuperarlo en un siguiente turno si llegamos al punto de nuestra última derrota. Sin embargo, esta vez puede que no encontremos nuestros puntos en el suelo, sino en manos de un enemigo a quien deberemos derrotar para recuperarlos.

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Hablando de los enemigos, la variedad de estos es bastante buena y variada. Cada vez que logramos dominar el patrón de un rival o descubrimos una técnica para derrotarlo, el juego nos presenta otro más fuerte o más complejo manteniendo el reto. Los jefes, al menos los que logré enfrentar, han sido muy buenos y en particular el tercero que vi fue un reto bastante alto y para derrotarlo será de gran ayuda descubrir sus puntos débiles y patrones de ataque o invocar ayuda de otros jugadores.

Y justamente con esto quería cerrar el previo, en los últimos dos días que pude jugar Bloodborne se activaron los servidores para probar el juego online. Similar a sus predecesores, Bloodborne presenta la opción de dejar mensajes al resto de los jugadores y de observar los últimos segundos de vida de otros cazadores caídos. La principal diferencia aquí es la manera en que dos jugadores se encuentran para jugar juntos. Quien tome el rol de host sonará una campana gastando un “insight”, una suerte de variable similar a la “humanidad” de juegos anteriores, y aquel que desee unirse deberá sonar una campana de otro tipo ya sea para apoyar o para invadir y atacar.

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De esta forma es más fácil poder pedir ayuda u ofrecerla pues no es necesario dejar marcas en el piso o buscar las de otros, basta con sonar la campana y continuar nuestro juego hasta que alguien responda. Por otro lado se añadió la opción de usar passwords para el modo online. Al momento de sonar la campana, el juego buscara solamente aquellos jugadores con tu misma clave filtrando así únicamente a tus amigos.

Llevo jugando ya casi 1 semana de Bloodborne, alrededor de 2 horas al día, y mi impresión ha sido excelente  hasta el momento. Si bien existen problemas como el de la pantalla de carga y algunas desconexiones bruscas del servidor al utilizar las campanas, esto no debe desanimar a nadie de probar el juego.

Bloodborne no es un juego para todos, definitivamente no para quienes disfrutan de juegos simples o fáciles, pero es un digno sucesor de cualquier juego de la serie Souls y lleva en alto el espíritu de sus predecesores siendo un juego que todo poseedor de una PlayStation 4 que desee realmente poner a prueba su habilidad debe tener.