La película animada anterior de “Resident Evil” fue una grata sorpresa, una notable mejora en relación a su predecesora —la cual era, ya de por sí, bastante entretenida— y en general, una experiencia divertida, ocasionalmente aterradora y consistentemente tensa que debería haber alegrado a la mayor parte de fanáticos de la franquicia. Es por todo eso que estaba considerablemente emocionado por ver la tercera entrega de esta pseudo-trilogía, “Resident Evil: Vendetta”. Después de todo, en cinco años se pueden realizar muchas mejores en lo que se refiere a la animación, y considerando que la trama del segundo filme no estuvo del todo mal, uno podría esperar algo igual o hasta mejor de la siguiente producción, ¿no?

Pues no. “Resident Evil: Vendetta” es una decepción por donde se le vea, una película en la que, al parecer, ninguno de los involucrados se esforzó demasiado. Narrativamente es demasiado simplista, y hasta utiliza algunos clichés —especialmente durante el tercer acto de la historia— que no me esperaba de la saga, y visualmente, definitivamente podría haber sido mejor, particularmente si se considera lo bien que lucen los juegos. “Resident Evil: Vendetta” me decepcionó tanto o hasta más que las peores de las películas de Paul W.S. Anderson, por lo que dudo que muchos fanáticos del Huésped Maldito la vayan a pasar bien con ella.

La historia no es nada del otro mundo. Nuestros protagonistas, esta vez, son Leon S. Kennedy, Chris Redfield y Rebecca Chambers. Esta última es ahora, por alguna razón, una supuestamente brillante científica que tiene el conocimiento necesario para poder erradicar una nueva forma del T-Virus. Por otro lado, el villano de turno es Glenn Arias, quien aparentemente ha podido crear un nuevo tipo de zombie, mucho más fuerte e inteligente, por lo que lógicamente, nuestros héroes tienen que acabar con sus planes. Realmente no hay mucho más que eso; una narrativa básica de buenos y malos que tienen que enfrentarse para que el mundo no se vaya (más) al diablo.

Estereotipos ridículos

Uno de los aspectos más absurdos de “Resident Evil: Vendetta” definitivamente está en cómo el guión trato tanto a sus personajes, como a la trama. La motivación de Glenn Arias, por ejemplo, es bastante creíble en un inicio, pero se torna en un plan de caricatura durante el tercer acto, en donde, repentinamente, se obsesiona con Rebecca, la rapta, y decide casarse con ella, tanto así que la viste con un vestido de novia y todo. Sí, igual que Boswer y la Princesa Peach en los juegos de “Super Mario”.

¿Quería, acaso, ver algo así en mi película animada de “Resident Evil”? No. ¿Necesitábamos ver algo así en una película animada de “Resident Evil” ? Para nada. No se trata únicamente de un giro en la trama poco justificado e idiota, si no también de una manera totalmente ridícula de destruir el personaje de Rebecca Chambers; convertirla en una damisela en peligro es de las peores decisiones que toma el guión de la cinta.

Mucha acción, poco terror

El resto de personajes no la pasa mejor. Leon S. Kennedy es tan entretenido como ver crecer el pasto; entiendo que se supone es un personaje serio y torturado, pero la caracterización es tan sosa y monótona, que Leon se convierte más en un ente sin personalidad que en un protagonista con el que valga la pena identificarse. Chris es un poco menos aburrido, pero tampoco puedo decir que esté particularmente bien desarrollado. Y aunque Glenn Arias comienza bien, su descenso a territorio caricaturesco es, francamente, insultante. El resto de personajes, fuera de los tres protagonistas y el villano, no son más que comida para zombie.

A nivel técnico, “Resident Evil: Vendetta” definitivamente pudo estar mejor. La mayor parte del filme luce como un cutscene de videojuego; los movimientos son tiesos y poco naturales, las expresiones faciales son robóticas y perturbadoras, y las actuaciones de voz tienen toda la energía de una pandilla de osos perezosos. Realmente me parece increíble que la animación del filme anterior, que salió cinco años antes que “Resident Evil: Vendetta”, esté mejor. Esto no fastidia demasiado en las secuencias de acción, pero cuando los personajes tratan de interactuar entre ellos, de parecer humanos, de denotar emociones… es ahí donde todo se va al demonio.

Y hablando de la acción. Sé que las anteriores entregas de la saga no eran particularmente creíbles, pero “Resident Evil: Vendetta” es ya demasiado. De hecho, me recordó a lo que sucedió con “Resident Evil 6”, un juego que favorece la acción exagerada tipo anime, llena de clichés y situaciones previsibles, por sobre el terror y la atmósfera. Así como el juego recibió una secuela que regresó a sus raíces de horror puro y duro, espero que lo mismo pase con la siguiente película animada de “Resident Evil”. Nadie va a ver estas cintas por las explosiones, los saltos, los disparos o las artes marciales. ¡Lo que queremos es asustarnos!

Ojalá la siguiente sea mejor

“Resident Evil: Vendetta” es un decepcionante cierre para una trilogía que no comenzó del todo mal. Mientras que las dos películas anteriores conservaban el espíritu de los juegos, aprovechando al máximo tanto a los protagonistas humanos como a los zombies y monstruos, “Resident Evil: Vendetta” convierte a sus héroes en estereotipos andantes, caricaturas sexistas, o ambos. Realmente no le puedo recomendar “Resident Evil: Vendetta” a nadie; ni a los fanáticos de la saga, no a los novatos que se quieran empapar de la mitología de tan venerable franquicia nipona.