«El mapa no es el territorio» 
Alfred  Korzybsky

 

La primera vez que me comporté como fanboy fue luego de que, a mis 10 años aproximadamente, me atreví a decir que Final Fantasy VIII había sido el mejor juego que había probado en mi vida. Varios amigos que habían tenido la oportunidad de probar algunos Final Fantasy anteriores (sobre todo el VII) me desengañaron con desdén, como quien mira a un ser inferior, quizá a una cucaracha, y reclamándome por la blasfemia que acababa de cometer. Ellos, mayores que yo, habían tenido la oportunidad de probar el juego (FF VII) mientras que yo aún no, ya que tener en ese entonces una PS era un lujo y yo sólo podía jugar en lugares en donde alquilaban o en casa de un amigo, vecino mío; llevando en mi bolsillo la Memory Card que había comprado con mis ahorros infantiles.

 

Aún así, realmente había sentido que la historia de Squall y Rinoa me había gustado (aunque no necesité crecer para odiar a Squall) y sentía que tenía que defender de alguna manera ese gusto, aunque no tuviese el suficiente criterio para hacerlo, ya que como mencioné, para ese entonces aún no había probado FF VII. No había mucho que argumentar más que el simple hecho que el juego me gustó, por lo que dicha defensa terminaba en insultos más que en argumentos concretos.

 

Años después, siendo ya mayor de edad, enfrenté otro gusto que hoy en día es muchas veces visto como estigma: ser fan de la saga de Assassin’s Creed. Y aunque nadie podría reclamar algo por haberme enganchado con la trilogía de Ezio Auditore; las historias de Connor Kenway, Edward Kenway, Arno Dorian y los mellizos Frye (III, IV: Black Flag, Unity y Syndicate, respectivamente) estuvieron en el ojo de la tormenta de la crítica, en especial la errática Unity con sus numerosos bugs. A pesar de ello, y haber jugados todos los juegos de la saga (incluso los que salieron para móviles), no me arrepiento para nada del gusto por la historia de Asesinos y Templarios, aún cuando todavía hay gente que se burla de ello.

 

Pueden decirme lo que quieran de Unity, pero Embers (post Revelations) fue épico para mí
Reconozco que a veces dan ganas de responderles, de increparles y decirles mil cosas, y es que es completamente normal que una persona quiera responder a un ataque hacia sus gustos y preferencias, pues son personales, y dichas preferencias constituyen parte de un ingrediente que le pone sazón al asunto: los sentimientos.

 

De hecho, la idea es poder usar argumentos para demostrar que nuestro punto de vista también tiene validez. Sin embargo, el problema viene cuando asumimos la actitud opuesta, es decir, no usar más que insultos, peyorativos, falacias y demás irracionalidades para atacar a quien no piensa como nosotros. En el mundo gamer (y en el mundo geek en general) estas personas suelen tener un nombre: fanboy.

 

¿Qué es un fanboy (o fangirl, según el caso)?

 

Seguro que no es la primera vez que escuchas ese término. Es más, probablemente lo conoces bien y conoces de muchos, o incluso tú mismo eres uno de ellos. El término es de uso cotidiano en la jerga popular y cotidiana para describir a un apasionado fan de algún elemento cultural (en el que se incluye la cultura geek, por ejemplo), los cuales incluyen tópicos como tecnología, política, literatura, ciencia ficción, cómics, manga y anime, videojuegos, entre otros; pero que deja que su pasión obnubile su objetividad y ataque a aquellas personas que no comparten sus mismos gustos, más aún cuando estas otras personas prefieren un gusto que perciben como totalmente opuesto.

Ya sea la confianza ciega en comprar el siguiente iPhone sin saber siquiera qué tendrá, pasando por los fervientes argumentos de «por qué el PS4 es mejor que el Xbox One» (nótense las comillas), a los seres humanos nos gusta elegir bandos y hacernos partes de ellos. Para ejemplo, el siguiente video:

 

Algunas empresas han contribuido a los ataques de los fanboys, aunque vale decir que algunas veces sigue siendo gracioso

¿Cómo identificamos un fanboy?

 

Para el caso que nos concierne, el de la tecnología y videojuegos, podemos identificar las siguientes características.

 
1.Defiende irracionalmente al objeto de su pasión: No importa si le das mil argumentos objetivos, para el fanboy TODO se resumirá a que aquello que ama es mejor y no por poco sino miles de veces más. No importa que le expliques por horas, será en vano. Lo que él defiende es mejor «y punto». El ataque suele ser a los aspectos personales del opositor, en lugar del producto («los que usan iPhone se creen mejores» o «los que usan Android no tienen plata para pagar un mejor smartphone»).

En todo su esplendor…

 

2. Los únicos objetivos son aquellos que comparten su punto de vista: El resto ha sido comprado, o forma parte de una enorme conspiración mundial para posicionar a la marca opositora y desacreditar a la que el fanboy defiende.

 

 

A veces se llegan a casos lamentables como los de este señor, director general de otra tienda de videojuegos de la ciudad, que alega que el producto que no es de su preferencia es de muy baja calidad (y sin embargo ya está en pre venta en su tienda). No sé ustedes, pero a mí se me caería la cara de vergüenza de vender algo que yo mismo pienso que es de muy baja calidad a mis clientes (además de la ortografía).

¡Separe ya su preventa de este producto de muy baja calidad, casero!

 

 

 

 

3. Se mueven y actúan en grupo: La naturaleza del fanboy es de afiliarse y pertenecer a un grupo. Para algunos mientras más grande, es mejor: para otros, mientras sea más pequeño es más «exclusivo». El asunto es que, en busca de esa autoafirmación, cuando debaten con opositores se unen, comentan y likean para apoyarse en grupos de Facebook, o aplauden todo lo que hacen. Y claro, como obviamente obtienen los likes de los fanboys que piensan igual a él, ganaron el debate «por cantidad de likes». Me pregunto si serán los que piden un like para que se alimente a un niño en África.

 

 

 

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«Bien hecho, campeón»

 

 

4. Su afán por responder a los otros fanboys es tan fuerte que caen rápidamente en los «baits»: Y pueden llegar a desatar verdaderas «tormentas de arena» en las que eventualmente se involucran miembros de distintos bandos.

 

 

 

Uno de autoría personal junto a un amigo que llegó a tener 5 Nintendo 3DS

 

 

5. Leen sólo lo que quieren leer y lo que les confirma sus creencias: No escuchan a Sasel porque despotrica contra PlayStation. Te sacan sólo los reviews que dan como favorito a su producto, porque el resto «está comprado». No leen el artículo que dice que su videojuego favorito no es tan bueno, y cuando lo hacen sólo dan un vistazo y buscan lo primero que criticar, olvidando que a veces existe un contexto para entenderlo.

 

6. Difícilmente reconozcan que son fanboys: Es un proceso complicado de asimilar, pero antes que nada, de aceptar. Todos los demás son fanboys porque (inserte aquí las razones descritas en el punto 1) en cambio uno mismo es el único objetivo que hay. Acusan fervientemente a otros de fanboy y todo se vuelve un círculo vicioso.

Existen otras características pero el tiempo y sobre todo el espacio quedan cortos, por lo que es mejor ver cómo se originan normalmente los fanboys.

 

¿Cómo aparecen los fanboys?

Ninguno de nosotros lo quiere admitir (ha adquirido una connotación peyorativa), pero existen muchas probabilidades que seamos fanboys de algo. Ya sea una marca de software, algún gadget, una consola de videojuegos, o cualquier otra cosa; a menudo andamos detrás de compañías e ideologías casi sin darnos cuenta.

Los fanboys nacen generalmente cuando su preferencia por una marca o producto en específico ha empezado a generar un vínculo emocional, de modo que se pasa de ser consumidor preferencial a un fan absoluto de dicha marca o producto. Al ser emocional dicho vínculo, la forma de sustentar esa preferencia se vuelve subjetiva e irracional; contrario al tiempo en el que uno es consumidor preferencial debido a razones lógicas. Algunas de estas últimas pueden persistir, pero se llega a un punto en que pasan a un segundo plano.

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Llegados a este punto, se acciona un mecanismo psicológico que usamos los seres humanos desde que empezamos a evolucionar: la vinculación emocional con grupos, explicada desde la teoría de identidad social de Henry Tajfel y John Turner. Esta teoría sugiere que tu idea de autoconcepto está derivada del grupo social con el que te identificas. Cuando eres parte de un grupo, eres más proclive a empatizar y tratar a otros miembros del grupo con recompensas. Esencialmente, ayuda a definir quiénes somos «nosotros» y «ellos» lo cual nuestro cerebro disfruta hacer.

 

«Nos definimos como parte de un grupo en muchas formas, pero una de ellas es a través de las cosas que compramos.»

 

En un artículo en The Psychologist (de la Asociación Británica de Psicología), se sugiere que nuestra asociación con nuestras pertenencias nos cambia a un nivel neural, y eso se transfiere a nuestro grupo como un todo. Tal y como si fuese un uniforme, nuestra posesión de objetos y marcas puede ser como firmar una membresía a la cual pertenecemos sólo los «geniales».

¿Por qué esto tiene que ver con los fanboys? Cuando somos parte de ese grupo, lo defenderemos como podamos. La psicóloga Jamie Madigan nos explica cómo esto funciona esto en el contexto de las consolas de videojuegos:

 

«Parte de quien eres y cómo de comunicas con otros, está definida por los grupos a los cuales pertenecemos. Y naturalmente queremos pertenecer a los grupos de mayor estatus, ¿verdad? Pues bien, como todo es relativo; un grupo no tiene un alto «status» a menos que haya otro grupo de menor «status» con el cual compararse. De ese modo, las personas no sólo se identifican a sí mismas como fan de PlayStation, sino que atacan a los fans de Xbox para poder mantener su status. Los investigadores concluyen que esta tendencia es natural en el ser humano, y mucha información lo demuestra. Es más, estamos perfectamente dispuestos a hacerlo casi de inmediato apenas tengamos la oportunidad.»

 

 

 

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Estas actitudes no siempre resultan ser una opción consciente, pero una vez que elegimos un bando, ya sea Windows o Mac, Xbox o PlayStation, Horda o Alianza, software de licencia pagada o gratuita, o lo que sea; estamos creando un «otro». Una vez que hacemos eso, ya estamos en camino a convertirnos en fanboys.

 

Además tenemos como otra explicación la falacia del costo hundido, cuando las personas toman decisiones sobre una situación actual basándose en lo que han invertido previamente en dicha situación. Por ejemplo, si has gastado 200 soles en un juego en su preventa y éste resulta ser aburrido, se suele tener la sensación que si no se termina el juego y no se le defiende, constituye en reconocer que se hizo un derroche de dinero en vano, además de estar sometido al escarnio público de los críticos de dicho juego (como muchos defensores de cierto juego de universo procedural).

 

 

¿Y qué podemos hacer entonces?

 

Al principio de esta columna, cité una frase de Alfred Korzybsky, un lingüista que fue el primero en utilizar el término neurolingüística. Esta frase se le ocurrió cuando, en la Primera Guerra Mundial, su pelotón y él cayeron a una fosa que no aparecía en los mapas. Con el tiempo, constituyó uno de los postulados de la PNL (Programación Neuro Lingüística) para representar el hecho de que cada persona posee un mapa de realidad diferente al otro. Cada quien ve la realidad de una manera distinta y esto sucede porque:

 

  1. El cerebro se ve obligado a filtrar información, lo que quiere decir que de todas las cosas que vemos, sentimos, escuchamos y percibimos solamente una parte de toda esta información es procesada. Además esta información debe de pasar un filtro, y cada uno disponemos de nuestros propios filtros que varían en función de nuestras creencias, valores, intereses, preocupaciones, estado de ánimo etc…
  2. Ese conjunto de filtros crean nuestro propio mapa de realidad y algunos tenemos tan fijados esos filtros distorsionadores en nuestros procesos mentales, que vivimos con una distorsión constante en muchas facetas de nuestra vida, como por ejemplo en este caso, las actitudes de muchos fanboys.

 

 

la-percepcion-y-la-realidad

 

 

 

Cada uno de nosotros tiene su propia verdad, no existe una verdad única, cada uno tenemos la nuestra que viene supeditada de nuestra forma de ver el mundo a través de nuestro propio mapa. Tu realidad podrá ser muy parecida a la de otra persona y podrás estar de acuerdo en infinidad de cosas y situaciones , pero nunca tu representación será igual a la de nadie más en el mundo. El Mapa no es el Territorio.

Yo soy de los que cree que, en el caso específico de los videojuegos y la tecnología, los bandos seguirán existiendo y de alguna manera eso es beneficioso para todos, porque exigirán al rival a mejorar día a día y dar un mejor producto a sus consumidores, pero llevar al nivel del ataque a contra quienes no opinan igual que yo sólo nos lleva a tener un criterio subjetivo y sesgado. Al final del día, lo que importa no es qué marca de smartphone se use, qué sistema operativo uno tenga, qué consola de videojuegos prefiera, qué bando dentro de un juego uno elija… Sino que todos podamos aprovechar lo que tenemos y sobre todo, divertirnos.

 

MANDOS

No importa la plataforma, importa que te diviertas

 

 

 

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