redfall cancelado

Los creadores de Redfall no están nada contentos con el desempeño de su juego, pero parece que esto ya era evidente desde antes de su lanzamiento. Un reporte de Bloomberg cuenta que los desarrolladores de Arkane Austin estaban tan poco entusiasmados con su trabajo que esperaban con ansias que el proyecto fuera cancelado.

En un extenso artículo de investigación, el periodista Jason Schreier reportó que conversó con diferentes desarrolladores del Arkane Austin —quienes prefirieron mantenerse anónimos— y estos le hicieron saber los detrás de bambalinas del proyecto Redfall. Y la cosa, como muchos sospechaban, pintó muy mal desde el inicio.

Según cuenta el reportaje, en 2018 Zenimax —la corporación dueña de Bethesda— ordenó al estudio Arkane producir un «juego como servicio» que genere dividendos a largo plazo y de paso aumente el posible valor de venta de la empresa. Con los veteranos Harvey Smith y Ricardo Bare al mando, Arkane se propuso hacer un shooter de vampiros en el que se podrían monetizar algunos artículos cosméticos.

Los problemas comenzaron cuando la alta plana de la empresa describió el nuevo proyecto como «un multijugador de Arkane», cosa que confundió a todo su equipo desarrollador acostumbrado a experiencias de un sólo jugador y con una narrativa muy particular. Varios miembros del staff recuerdan haber recibido direcciones sugiriendo que el game design de Redfall debía emular al de juegos como Far Cry y Borderlands, algo que frustó a más de uno.

El reporte tambien devela que hubo muy pocos desarrolladores involucrados en el proyecto: Apenas unos cien. Según Schreier, esto habría alcanzado para un juego de campaña single player, más no para un multijugador que espere competir con Overwatch ó Fornite, cuyos equipos de desarrollo cuentan con cientos de profesionales.

A esto se sumó la baja en el estado de ánimo del staff, las renuncias y el poco interés de nuevos talentos por sumarse a Arkane. Más del 70% de su personal abandonó el estudio durante el desarrollo de Redfall y fue difícil atraer nuevos trabajadores debido a la locación de sus oficinas —Texas, un estado con poca tolerancia para temas de inclusión social— y al secretismo de Arkane sobre futuros proyectos. Tampoco ayudó que Zenimax tuviera fama de tacaña, pues es conocida por pagar sueldos más bajos que otras empresas del rubro.

Y para rematar… llegó la compra de Microsoft. La gigante de Redmond adquirió Zenimax en 2020, lo cual fue como una luz al final del tunel para el equipo de Arkane, que según cuenta el reportaje, esperaba que Microsoft cancelara el proyecto Redfall ó, en el mejor de los casos, lo reiniciaran con una dirección más clara.

Desafortunadamente esto nunca sucedió y Microsoft —como confirmó el CEO de Xbox, Phil Spencer— vio a bien no interferir en los proyectos de Arkane, Bethesda ó Zenimax, según dijeron para no sofocar su creatividad y permitirles trabajar con autonomía. Esto, a la larga, resultó ser un error, como el mismo Spencer reconoció en la ahora infame entrevista con el programa Kinda Funny XCast.

La situación empeoró cuando en 2021 Microsoft puso a Redfall bajo los reflectores como uno de los «caballitos de batalla» de Xbox para 2022. El juego fue luego demorado en dos oportunidades y lanzado recién en 2023, obteniendo durísimas críticas no sólo por sus terrible acabado técnico, sino por su poco inspirada jugabilidad. Definitivamente el estudio Arkane había tomado un proyecto para el que no estaba preparado.

Los ojos del mundo gamer ahora se posan en el próximo lanzamiento de Bethesda: Starfield. El juego llegará en septiembre y es, al cierre de esta nota, el único exclusivo que le queda a Xbox para este 2023. El showcase del próximo 11 de junio podría cambiarlo todo, pero habrá que esperar para verlo.

Fuente: Bloomberg