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En teoría, hacer una película basada en la franquicia de Doom no debería ser tan difícil. De hecho,  la premisa es bastante sencilla, lo suficiente como para poder desarrollar una decente cinta de acción, terror y mucha sangre: un tipo rudo y solitario enfrentándose a un ejército de demonios, y tratando de cerrar un portal al infierno.

Desafortunadamente, la adaptación cinematográfica de los juegos, estrenada en 2005 y dirigida por Andrezj Bartkowiak (quien, a estas alturas del partido, ya debería haberse dado cuenta que es mejor cinematógrafo que director) trató de hacer algo totalmente diferente. Sí, superficialmente hablando, la película es parecida a los juegos, pero en vez de tener demonios y una palpable sensación de horror y claustrofobia, Doom prefiere entregarnos acción, mutantes y una premisa totalmente diferente a la de su fuente de inspiración.

¿Por qué?

A la apurada

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Claramente, Bartkowiak y el resto del equipo no tenían ningún interés en hacer un filme decente. De hecho, se supone que Universal comenzó a preproducir la película apenas obtuvo los derechos de parte de id Software (quien antes se los había otorgado a la Warner Brothers, que no hizo nada al respecto), lo cual explica por qué la película se siente hecha a la apurada, barata y torpe. No es la peor película de videojuego jamás estrenada, sin embargo —se acerca más a la mediocridad frustrante que a la absoluta ineptitud.

La premisa es como una mezcla entre Aliens, de Ridley Scott, y Event Horizon, de Paul W.S. Anderson (otro director de películas de videojuegos). Algo terrible ha sucedido en una base de investigación en Marte en el futuro cercano —todos los científicos que trabajaban ahí parecen haber muerto, y el lugar a entrado a una cuarentena nivel 5. En respuesta a una señal de auxilio que manda el Dr. Carmack (Robert Russell), un grupo de marines, dirigido por Asher «Sarge» Mahonin (Dwayne Johnson), llega para investigar qué ha sucedido. Entre estos personajes se encuentran John «Reaper» Grimm (Karl Urban) y su hermana, la Dr. Samantha Grimm (Rosamund Pike). Poco a poco, estos rudos soldados se encontrarán con monstruos genéticamente desarrollados que solo piensan en matar, y tendrán que tratar de sobrevivir hasta que puedan salir del Planeta Rojo.

No pasa nada

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Un gran problema con Doom, aparte de lo mal que adapta los juegos en los que está basado, es que se siente terriblemente genérica. La relación entre los soldados parece sacada del guión de Depredador, con Arnold Schwarzenegger, y como mencioné líneas arriba, el filme me recordó mucho a Aliens, especialmente gracias a la presencia de un grupo de soldados tratado de enfrentarse a un grupo de monstruos en la oscuridad. Lamentablemente, la cinta no logra replicar la rica atmósfera de la obra maestra de Cameron, ni presentar la acción adrenalínica y tensa del filme de John McTiernan. Es una copia inferior y aburrida.

Tampoco ayuda el que el guión sea increíblemente estúpido. Pocas veces he visto científicos tan tontos en una súper producción Hollywoodense —toman las peores decisiones en los peores momentos (por algo sucede lo que sucede en sus instalaciones de investigación), y reaccionan más como protagonistas de películas slasher que como adultos razonables. La ciencia presentada por el guión es… cuestionable… y un par de giros en la trama simplemente no tienen sentido. Consideren, por ejemplo, el repentino cambio de parecer del personaje de La Roca —sucede de la nada, y convierte an un personaje poco carismático pero comprensible en un villano absoluto.

Lo peor, sin embargo, es que la película es aburrida. Parece haber sido filmada en incontables corredores oscuros, todos similares e igual de sosos, en los que nuestros personajes no hacen más que caminar lento, pistola en mano, tratando de encontrar algún monstruo o jump scare gratuito. Supongo que Bartkowiak estaba tratando de desarrollar algún tipo de atmósfera o suspenso con estas secuencias, pero no hace más que alargar un filme que, ya de por sí, no tiene suficiente contenido como para justificar su duración. (1 hora y 45 minutos).

¿Qué pasó con La Roca?

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Los efectos prácticos, al menos, son decentes. Muchos de los mutantes fueron creados con maquillaje y animatrónicos, lo cual le da una cualidad visual bastante old school a la cinta. Las escenografías no están del todo mal —puede que muchas resulten aburridas, pero de que el lugar parece una base militar en Marte, parece una base militar en Marte. El problema viene, no obstante, con los efectos visuales digitales; incluso para estándares del año 2005 (año en el que, recuerden, pudimos ver maravillas visuales como King Kong, de Peter Jackson, o Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith) son terribles, como sacados directamente de un videojuego de PlayStation 2. Y no, dicha comparación no hace de estos gráficos apropiados para una película basada en un juego.

Como suele pasar en este tipo de producciones, las actuaciones son mediocres. La Roca (o Dwayne Johnson), quien usualmente resulta ser un tipo bastante carismático y agradable, es totalmente plano y aburrido —es como ver a Will Smith en alguna de sus terribles películas de “prestigio”, como Seven Pounds o Belleza Colateral. Karl Urban es meramente decente; todavía faltaban unos años para que interprete al juez Dredd perfecto. Y Rosamund Pike, quien comenzó su carrera Hollywoodense dando vergonzosas actuaciones en filmes como este u Otro Día Para Morir, hace lo mejor que puede con el terrible diálogo que le dan.

¿Tal y como lo jugamos?

QUOTE - Doom

Es imposible hablar de Doom sin mencionar su escena más famosa —el plano secuencia en primera persona, el cual trata de emular la experiencia de jugar el videojuego. Sí, es ridículamente divertida y se ve increíblemente falsa, pero a la vez no pude evitar pensar que esto es precisamente lo que una adaptación de un videojuego no debería hacer. Los juegos y las películas son diferentes medios, y tratar de emular uno en otro simplemente no funciona. La secuencia funciona por sí sola, de repente, si es que uno la ve en YouTube para reírse un poco, pero como parte de un largometraje, de una historia protagonizada por actores de carne y hueso, resalta por todas las razones equivocadas.

Doom no llega a ser tan flojo como algunos de los peores filmes basados en videojuegos —desafortunadamente, la valla está demasiado baja. No obstante, sí se trata de un fracaso cinematográfico, una cinta de acción sin emoción, una historia de terror que no logra hacer saltar al espectador ni una sola vez. Es aburrida, visualmente mediocre, está mal actuada y peor dirigida —pero lo peor, es que se siente absolutamente innecesaria y gratuita. Hasta La Roca ha admitido que se trata de un los más grandes errores de su carrera. Definitivamente, Doom es una película que ni siquiera lo más acérrimos fanáticos de la franquicia deberían ver.