“The Wizard”, más que varias otras películas de corte comercial, es un producto de su época al 100%. Mitad comercial para Nintendo, y mitad road-trip protagonizado por un trío de niños que no parecen aprender muchas lecciones que digamos, la película maneja un tono inconsistente que la convierte en una experiencia bastante curiosa. Para ser EL filme que ayudó a popularizar a la Gran N en el occidente, y a vender más copias de Super Mario Bros. 3 para la NES, no tiene suficientes escenas con videojuegos y gamers (al menos no hasta el final), y para ser un producto con ambiciones más comerciales que artísticas, tiene mucho más drama de lo esperado. “The Wizard” trata de hacer demasiadas cosas al mismo tiempo, entonces, y por ende, termina haciéndolas a medias.

El protagonista de “The Wizard” es Corey Woods (Fred Savage, toda una celebridad en aquella época gracias a “Los Años Maravillosos”), un chico de 13 años que vive con su padre, Sam (Beau “El Hermano de Jeff” Bridges), su hermano menor, Nick (Christian Slater; sí, en serio) y su hermano menor, Jimmy (Luke Edwards). Este último, sin embargo, parece tener algún tipo de condición —uno asume que debe ser autista, pero la película nunca lo confirma— debido a un trauma en su pasado. De hecho, casi ni habla, y se la pasa construyendo edificaciones con Legos en vez de interactuar con seres humanos. Comprensiblemente, su familia está preocupada, y hasta su madre, Christine (Wendy Phillips), quien se separó de Sam y se ha vuelto a casar, quiere hacer algo al respecto.

Más dramática de lo esperado

Y de hecho, terminan metiendo a Jimmy en un instituto de salud mental, pero como esta es una película para niños protagonizada por niños, Corey no está de acuerdo con la decisión, y termina rescatándolo. Después de todo, Jimmy quiere ir a California (eventualmente nos enteramos por qué), y su hermano lo ayudará a cumplir su sueño. En el camino, se encuentran con una chica de 13 años llamada Haley (Jenny Lewis), y juntos descubren un talento secreto en Jimmy: aparentemente, es un genio (o un MAGO) de los juegos de Nintendo. Es así que deciden ir hasta Los Ángeles para que Jimmy participe en un torneo de videojuegos, gane el premio de 50,000 dólares, y todos sean felices (asumo). Pero como se deben imaginar, los padres de los chicos no se quedarán de brazos cruzados…

Al ver el afiche, los tráilers, y leer la sinopsis de la película, uno asumiría que “The Wizard” es una cinta infantil, colorida y llena de chistes inocentes. Y lo es… parcialmente. Sin embargo, quede sorprendido por lo seria que puede ser por momentos, especialmente al principio. El primer acto se desarrolla más como un drama de aquellos, protagonizado por una familia disfuncional con hijo adolescente quejón, niño infeliz, y hermano menor traumado. Estoy seguro que pocos fanáticos de los juegos de Nintendo fueron a ver “The Wizard” para meterse en una historia que ahonda en traumas infantiles, divorcios, niños secuestrados y más…. pero eso es precisamente lo que “The Wizard” hace. Se trata de una decisión inexplicable, lo cual demuestra, como mínimo, una desconexión alucinante entre el objetivo comercial de la cinta, y las ambiciones creativas de su director y guionista.

No obstante, una vez que Corey y Jimmy conocen a Haley y se embarcan en el road trip, las cosas se tornan ligeramente más alegres. La interacción entre los tres personajes es creíble y por momentos adorable, y el pseudo romance entre los dos chicos mayores funciona. Sin embargo, por más de que trate de abarcar temas importante (¿por qué? ¡ni idea!), uno no debe tomarse muy en serio a “The Wizard”. Al igual que muchas otras películas americanas ochenteras, tiene como protagonistas a niños inteligentes y perspicaces, rodeados por adultos ridículamente inútiles, quienes cometen error tras error, y actúan de manera incluso más infantil que los propios infantes. Consideren, si no, al Sam de Beau Bridges, quien poco a poco va desarrollando una adicción a los juegos de Nintendo (bien ahí con la propaganda…), solo para justificar su emoción al ver a Jimmy en el torneo en Los Ángeles. No es un cambio de personalidad muy creíble que digamos.

¿Y Nintendo dónde está?

Por más que el tono de “The Wizard” varíe entre lo inaguantablemente solemne —y eso que no les he spoileado el trauma de Jimmy; en serio, ese chico, aparte de ser autista, probablemente tenía estrés postraumático— y lo caricaturesco, los actores no hacen un mal trabajo. Fred Savage demuestra tener el mismo carisma acá que en “Los Años Maravillosos”; si su Corey tiene algo de personalidad, es gracias a él, no a la forma en que el personaje está escrito. Jenny Lewis estate muy bien como Haley, también, y demuestra tener bastante química con Savage. Beau Bridges no está mal como Sam —por más que el personaje sufra cambios inexplicables—, Christian Slater es el perfecto adolescente rebelde, y Jackey Vinson es memorable como Lucas, un campeón de los videojuegos. No sabrán lo que de verdad es cool hasta que vean a Lucas con su estuche lleno de juegos de NES, jugando Rad Racer con la Power Glove…. ¡y ganando! (Ja). “The Power Glove…. it’s so bad”.

Y hablando de Nintendo: “The Wizard” es la película que reveló la existencia de Super Mario Bros. 3 al occidente, apareciendo en la escena final del torneo, en donde Jimmy y sus rivales tienen que pasar la mayor cantidad de niveles en el tiempo que les dan. Como comercial de Nintendo, es la escena más efectiva de la película… o la única escena efectiva de la película, ya que el resto del road trip solo cuenta con momentos esporádicos en donde vemos a los personajes jugar títulos como Teenage Mutant Ninja Turtles. En todo caso, resulta divertido ver a los actores tratar de “jugar” videos grabados de los juegos, o a los protagonistas dándole tips a Jimmy mientras juega en la final… cuando se supone que el juego es nuevo, y por ende, no deberían saber ni medio tip al respecto. No importa. La nostalgia y el hecho de que “The Wizard” sirva como una suerte de cápsula de cultura popular ochentera pura y dura probablemente ayudará a que obvien estos errores.

Nostalgia ochentera

Si quieren ver “The Wizard”, háganlo más por curiosidad mórbida, que por otra cosa. El producto final es una mezcla de lo mejor y lo peor del cine americano ochentero: está protagonizada por actores de muy bien nivel haciendo lo que pueden con el material que les dieron, pero el tono es tan inconsistente, y el guión toma tantas decisiones inexplicables, que la experiencia en general termina siendo mucho menos entretenida y más confusa de lo que uno esperaría. Incluso como comercial de Nintendo y la NES, “The Wizard” no es del todo efectiva —especialmente considerando que los actores no aparecen jugando de verdad, y que muchos de los personajes dicen cosas negativas sobre los mismos. No obstante, el filme tiene algo que la ha convertido en una experiencia de culto, especialmente para los fanáticos de los videojuegos y del cine ochenteno. “The Wizard” es nostalgia pura y dura; desigual y confusa, pero fascinante.