Cuando hablamos de apostar en la mayoría de los casos pensamos en las apuestas deportivas. Pero también hay otra forma de hacerlo: en los casinos. En Legalbet puedes encontrar todos los casinos online España que operan de forma legal, es decir, que cuentan con la licencia correspondiente.

Las diferencias entre un casino y las apuestas deportivas es que el peso de las estadísticas y matemáticas es mayor en los casinos. Las probabilidades son medibles y en base a ello se puede determinar qué opciones hay de que en la ruleta salga un número o en el póquer una carta de determinado color. El jugador que mejor domine esas probabilidades en un periodo de tiempo largo será el que a la larga más veces salga vencedor. En una jugada puede influir la suerte; a largo plazo la sabiduría del jugador.

El factor humano, más allá de hacer creer al rival de que se poseen unas cartas u otras, tiene un peso mucho más pequeño que en las apuestas deportivas. En un evento deportivo entran en juego muchas personas (deportistas, entrenadores, árbitros, etc.), que pueden estar en mejor o peor forma, y que tanto físicamente como anímicamente es posible que tengan impedimentos que se desconocen a la hora de apostar y que determinan el resultado final.

Pero no todo son diferencias. Hay aspectos que tanto los casinos como las apuestas deportivas comparten y en las que son iguales. El más importante es que en ambos casos se apuesta dinero. Sí, existen los casinos online con dinero real. En ellos, igual que en las apuestas deportivas, el jugador pone en juego su dinero.

De hecho, la gran parte de los casinos online en España están incluidos en las webs de las casas de apuestas deportivas. Y viceversa: las páginas web de los casinos online cuentan con apartados de apuestas deportivas. Así, en la misma dirección de internet el jugador puede apostar en eventos deportivos o en juegos más de azar más puro como la ruleta, el póquer, etc.

En definitiva, los casinos y las apuestas deportivas no son tan diferentes. En ambos se pone en juego el dinero, aunque el aspecto más importante y a la vez imprescindible que se ha de tener en cuenta en ambos casos es que el operador tenga la licencia para operar, que sea legal.