Cuando se dice Intel, lo primero que se viene a la mente son sus procesadores, a pesar de que la compañía se dedique a muchas otras cosas. Pero tal vez lo último que se piense es en tarjetas gráficas dedicadas, a pesar de que Intel ya tenga en su historial un par de ellas en su catálogo, me refiero a la Intel 740 que salió hace ya unos 20 años para competir contra -agárrense- las poderosas 3DFX Voodoo 2 y la Nvidia Riva 128/TNT, ambas tarjetas muy reconocidas es sus épocas. Además, en el 2010 Intel lanzó su modelo Intel Larrabee, aunque estaba más orientada al mercado de la computación que al de los videojuegos.

Variante de la Intel 740

Sin embargo, el año pasado el CEO de Intel, Brian Krzanich, hizo clara las intenciones de la compañía de volver -y con fuerza- al mercado de las tarjetas de vídeo dedicadas y no solo integradas, en las cuales se ha aliado con AMD para hacer una suerte de APU con procesador Intel y vídeo Radeon Vega.

En primera instancia se dijo que la CES 2019 sería cuándo y dónde veríamos estas nuevas tarjetas gráficas, pero ahora lo han aplazado al 2020. Lo cual tiene mucho sentido con lo que la compañía ha estado haciendo estos años. Para empezar tenemos la incorporación de Raja Koduri, quien en AMD fue quien se encargó del diseño de la arquitectura Ryzen, y ahora que se fue a Intel podría hacer lo mismo, crear una arquitectura desde cero. Esto sumado a los recursos prácticamente ilimitados de Intel y un tiempo extra de 2 años, resulta muy factible ver tarjetas gráficas de Intel en 2020.

Ironías de la vida, si siempre se consideraba que AMD competía con Intel -competencia sana, claro- fue AMD quien prácticamente le está facilitando a Intel su ingreso al mercado de las tarjetas gráficas para competir contra Nvidia. Además, de la incorporación de Koduri, está su colaboración para crear APUs Kaby Lake-G.

¿Por qué ayudarlo a competir con Nvidia? Pues porque en el rubro de tarjetas de vídeo, AMD no compite de tú a tú con Nvidia -tal como no lo hacía con Intel hasta antes del lanzamiento de Ryzen- y sería una buena movida comercial no solo para las compañías, que colaborarían compartiendo tecnología, sino que también a los usuarios quienes veríamos precios más accesibles.