Desde sus inicios, el objetivo del cine ha sido de sorprender, de maravillar de lograr con una pequeña cámara lo que no se podía lograr en vivo y en directo bajo las 4 paredes de un teatro. Hoy en día nos resulta curioso escuchar como las personas corrían despavoridas al ver la proyección de un tren acercándose a la pantalla. Sin embargo, desde aquel experimento de los hermanos Lumière, los cineastas han tratado de recrear esa misma sensación y experiencia en los usuarios, aunque cada vez con menos suerte debido a la gran cantidad de ofertas audiovisuales y avances tecnológicos de hoy en día.

Por tal motivo cuando apareió la tecnología VR, esta represento una promesa, una nueva experanza y un nuevo patio de juegos para los creadores de videojuegos y también para los cineastas, como el galardonado Alejandro Gónzalez Iñárritu.

Ahora, imagina… Está amaneciendo, estás solo en medio del vasto y desolador Desierto de Sonora. Estás ahí parado, viendo el horizonte gris rodeado de arena en cada dirección. No importa hacia dónde mires, no importa cuánto camines o en qué dirección, todo lo que te embarga es esa sensación de soledad y ansiedad.  De repente, a lo lejos observas un gran número de personas caminar hacia ti, son inmigrantes. Mientras más se acercan a ti, más te acostumbras a ellos y los sigues en un marcha sin rumbo, cuando de manera súbita un helicóptero aparece en el cielo, su luz brillantes te ofusca amedida que se acerca y el sonido te acongoja, y terminas actuando por instinto: agachándote mientras tratas de escapar de ahí. Para ti, el peligro es real, es físico, es terrible, tal como los fue para los espectadores de la proyección del tren hace dos siglos atrás.

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De esto trata la propuesta VR Carne y Arena, obra del directo mejicano Alejandro G. Inárritu en conjunto con el director de fotografía Emmanuel «El Chivo» Lubezki. Esta extraordinaria instalación de realidad virtual de tan solo seis minutos y medio de duración fue presentado a inicios de año en el Festival de Cannes, en donde se robó el corazón de muchos debido a su profunda inmersión y uso de la tecnología con la emoción humana.

Hecho por el cual, la junta de governadores de La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas votó por otorgarle una estatuilla de los Óscar especial a Inárritu por Carne y Arena, convirtiéndola en la primera experiencia VR en su tipo en ganar un Óscar. Este premio se le concede a aquellas obras audiovisuales que retan y empujan los límites de la unión de la tecnología y el arte para dar lugar a nuevas expresiones artísticas. Para darse una idea el primero se le entrego a Toy Story en 1995.

En palabras del presidente de La Academia, John Bailey, «Carne y Arena nos abrió nuevas puertas para la percepción cinemática. Más que un progreso creativo en la recién emergente arte de la realidad virtual, nos conecta visceralmente con la realidad política y social de el borde entre Estados Unidos y México«.

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Alejandro G. Iñárritu es reconocido por sus películas «Birdman» y «The Revenant«, entre las cuales ganaron 7 premios óscar, incluyendo mejor director y mejor película para cada una. Además, actualmente Carne y Arena está alojado en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y se le otrogará dicho premio el 11 de noviembre en una ceremonia privada.

Este premio debería ser un incentivo para que más y más desarrolladores hagan uso de la tecnología VR más que solo para fines recreativos, sino también sirvan al videojuego como medio para consolidarse como una expresión artística. Ya que el videojuego es el medio por excelencia para sacarle provecho a la narración interactiva.