Bueno, no puedo acusar a los creadores de Pokémon de no hacer nada nuevo. Aprovechando el lanzamiento de Pokémon Negro y Pokémon Blanco en el 2012, los encargados de las películas de Pokémon tuvieron la novedosa idea de tratar a sus más recientes producciones de la misma forma que los juegos. Es decir, en vez de estrenar una sola película animada, lanzarían dos: una para cada juego, por así decirlo. Y fue así que nacieron “Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom”, dos películas que cuentan, más o menos, la misma historia, pero que se diferencian en ciertos detalles y ciertas escenas. Al igual que los juegos, llegan a la misma conclusión… pero habiendo tomado distintos caminos.

Ahora bien, de manera similar a lo que sucede en los juegos, la mayoría de diferencias entre “Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom” están relacionadas al Pokémon legendario de cada película —como me imagino no querían animarse a desarrollar dos películas completamente distintas, solo existen unas cuantas escenas que cambian de película en película. Se trata de un interesante experimento narrativo que, a pesar de no funcionar tan bien como en los videojuegos, resulta en una experiencia bastante intrigante, la cual, hay que admitir, puede llegar a sentirse algo redundante, pero a la vez, interesante para los fanáticos de la franquicia. En términos de estilo y humor y acción, “Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom” no se diferencian tanto de los filmes anteriores; es precisamente en su gimmick principal donde radica lo novedoso.

Al comenzar cualquiera de las dos cintas, vemos a Ash, Iris y Cyrus (junto con sus Pokémon, incluyendo a Pikachu, por supuesto) viajando por la región Unova. Es ahí donde se encuentran con el Pokémon legendario Victini, quien le otorga un poder antigravedad a Ash, aunque sea temporalmente. Se vuelven amigos, continuan viajando, y llegan al Pueblo Eindoak donde, por supuesto, se está llevando a cabo un festival (para variar). Ahí, se verán involucrados en una leyenda local, la cual incluye la participación de Victini, una legendaria Espada, y una misteriosa Fuerza de Dragón. Es decir, cosas a las que Así y sus amigos probablemente ya estén acostumbrados.

Encuentra las diferencias

Nuevamente, lo interesante de esta dos películas está en el hecho de que son básicamente la misma historia, únicamente con algunas diferencias por aquí y por allá, y con diferentes Pokémon legendarios (eso sí, Victini siempre está involucrado, lo cual se hace evidente por los títulos de las cintas). Si ven “Pokémon Negro – Victini y Reshiram”, tendrán una idea general de qué esperar de “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom”, lo cual no quiere decir que hacerlo se convierta en un ejercicio de tedio o repetición —de hecho, uno termina jugando a “encuentra las diferencias”, lo cual es inesperadamente entretenido, fuera de lo que ambos filmes tienen para ofrecer a través de sus respectivas tramas y personajes. Hey, me he estado quejando por semanas de lo similares que pueden llegar a ser estas cintas, por lo que obtener algo tan distinto me tiene bastante feliz.

Ahora bien, cabe mencionar que, al igual que la mayoría de películas de la franquicia, “Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom” tienen mensajes loables que transmitir para los más pequeños de la casa. En este caso, están relacionados a la bondad y al autosacrificio, lo cual no es muy original que digamos… pero hey, al menos las películas tienen algo que decir. Además, por momentos se tornan inesperadamente oscuras, lo cual termina siendo bastante refrescante, considerando lo naive y desesperantemente infantiles que pueden llegar a ser algunas de estas secuelas. “Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom” no subestiman tanto al espectador, lo cual ya de por sí es de aplaudir.

Un intrigante experimento narrativo

Visualmente, “Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom” son ligeramente superiores a sus predecesoras. La animación en 2D es fluida, y los elementos en 3D combinan un poco mejor con el resto de personajes y ambientes, al menos en comparación a algunas de las secuelas más nefastas. El tener dos versiones distintas de la misma historia también nos permite ver más batallas Pokémon, lo cual siempre (o casi siempre) resulta divertido. Puede que ambas películas no sean totalmente diferentes, pero los cambios introducidos en cada versión están suficientemente justificados, tanto a nivel narrativo, como en relación a lo que el espectador espera de una de estas películas.

“Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom” representan un interesante experimento: ¿qué pasaría si tratamos a las películas de Pokémon igual que los juegos, sacando nuevas entregas de dos en dos? No me animaría a decir que se trata de un éxito rotundo, pero al menos logra diferenciar a estas secuelas de las demás que han salido a lo largo de los juegos. “Pokémon Negro – Victini y Reshiram” y “Pokémon Blanco – Victini y Zekrom” no son un parteaguas para la franquicia, pero al menos se sienten menos genéricas y menos flojas que la mayoría de sus predecesoras. En pocas palabras, son el producto perfecto para los fanáticos de Pokémon, pero a la vez, podrían llegar a entretener a aquellos que no se sepan de memoria el nombre de todos los monstruos de bolsillo.