Esto está mejor. Cuando vi y escribí sobre la película anterior de Pokémon, “Pokémon: ¡yo te elijo!”, me quejé de lo repetitiva que se siente, especialmente en comparación a la serie de televisión, la cual contó la misma historia, de repente de manera menos complicada, pero ciertamente con menos apuros y más emotividad. No obstante, si la creación de dicha película sirvió para desarrollar una nueva continuidad para Ash Ketchum y sus amigos, y más importante, secuelas como “Pokémon: el poder de nosotros”, entonces no me puedo quejar de mucho más. Este segundo filme es superior a su predecesor en todo aspecto menos el visual; sí, la trama es algo simple, pero al menos es original, e incluye suficiente contenido temático Y escenas de acción como para que los más pequeños de la casa se mantengan entretenidos. “Pokémon: el poder de nosotros” definitivamente es de las entregas más sólidas de la saga, y una clara mejora en comparación a la cinta anterior.

La trama, como mencionaba líneas arriba, no es nada del otro mundo, pero sirve como excusa para desarrollar bastante momentos emotivos y emocionantes. Ash Ketchum y sus compañeros a la ciudad Fula y se ven involucrados en el Festival del Viento. Después de todo, resulta que los habitantes de dicha ciudad consideran al Pokémon Lugia como un dios, ya que este los salvó de la miseria a la hora de concederles la bendición del viento, el cual los ayuda a subsistir año tras año. De hecho, Lugia regresa todos los años durante el festival para darles más viento, razón por la que el evento es tan importante. Pero este año, luego de un acto aparentemente aleatorio de vandalismo, el Equipo Rocket roba un poco de Effect Spore y lo suelta en medio del bosque cerca a la ciudad, lo cual pone a todos sus habitantes —tanto humanos como Pokémon— en peligro. Y como se deben imaginar, solo Ash y sus amigos pueden ayudar a evitar que esto pase.

Un mensaje para transmitir

A pesar de que la trama no es de las más interesantes que se hayan visto en estas películas, sí postula un par de preguntas que me resultaron fascinantes. La primera, evidentemente, está relacionada a la religión en este mundo (no se preocupen, tampoco es que se toquen demasiados temas teológicos en la película). ¿Cómo se relaciona la gente con los Pokémon que son considerados como dioses? ¿Hasta dónde llega su poder? Adicionalmente, también hay temas relacionados a las peleas en las que se involucran las criaturas —el filme deja bien en claro que no son mascotas o esclavos de los humanos, si no más bien compañeros—, y por supuesto, otros relacionados al cuidado del medio ambiente. “Pokémon: el poder de nosotros” tiene mucho qué decir sobre todo esto, y aunque no lo hace de manera muy profunda —es una película para niños después de todo—, el espectador más maduro puede ir interpretando ciertas cuestiones a su propia manera.

En todo caso, se trata de una cinta que hace pensar más al espectador que la entrega promedio de la franquicia. Al menos, los guionistas de “Pokémon: el poder de nosotros” parecen estar mas conscientes de las controversias que se han relacionado con la saga a través de los años que la mayoría de los anteriores; es por ello que Ash y sus amigos no dejan de hablar sobre la importancia de la amistad y de la relación que los humanos tienen con la naturaleza, ya sean animales (Pokémon) o plantas. “Pokémon: el poder de nosotros” quiere ser una película con un mensaje, y aunque el mismo no siempre es transmitido de manera sutil, precisamente, al menos está ahí, para que tanto los niños como los grandes lo consideren. Prefiero una película así, a una experiencia vacía, de pura batalla sin significado.

¡Animación de alta calidad!

Lo cual no quiere decir que las escenas de acción sean paupérrimas ni mucho menos. De hecho, al igual que la cinta anterior, “Pokémon: el poder de nosotros” está muy bien animada. Las peleas entre Pokémon son enérgicas y están escenificadas con sorprendentes movimientos de cámara y ataques muy vistosos, y la animación de cada personaje, ya sea Pokémon o humano, es inesperadamente fluída. Sí, la banda sonora de repente no es tan memorable como uno esperaría, pero se trata de un defecto mínimo cuando uno considera lo bien que se ve la película. ¡Realmente las cosas han mejorado considerablemente desde las primeras entregas, que parecían ser películas hechas para la televisión!

Por otro lado, disfruté también de los personajes secundarios, desde el viejo Callaghan hasta Risa o el inventor Harriet (este último tiene que pasar por un arco de personaje, cosa que, hay que admitir, no se ve con mucha frecuencia en este tipo de producciones). Cada uno tiene una personalidad bien definida, un rol que cumplir en la historia, e incluso más importante, no es  (tan) opacado por las criaturas de bolsillo. Ash, por su parte, sigue siendo un poco plano —es el héroe heroico de características heroicas, y nada más—, pero al menos tiene un rol más activo en esta película que en otras, donde solamente tiene que reaccionar a todo lo que sucede a su alrededor.

¡Que sigan así!

“Pokémon: el poder de nosotros” me sorprendió gratamente. La película conservó todo lo bueno que hizo la película anterior —la animación de alta calidad, los diseños agradables— y le agregó una mejor historia (por más de que sea algo sencilla), contenido temático y personajes más memorables, para entregarnos un producto final que debería satisfacer a los fanáticos más acérrimos de la franquicia. De hecho, me atrevería a decir que “Pokémon: el poder de nosotros” es de las mejores entregas de toda la saga —una película animada de buen nivel que funciona tanto para adultos como para niños, por más que los mensajes sean transmitidos de manera poco sutil. Espero que el resto de la nueva continuidad maneje este mismo nivel; tienen algo bueno que no debería ni tratar de arruinar.