Takashi Miike es un cineasta japonés extremadamente talentoso, más conocido por películas tan variadas como la sangrienta “Ichi the Killer”, “13 asesinos”, “Gozu” o “Blade of the Inmortal”. Es por ello que nadie se esperaba que se encargara de traer a la pantalla grande la franquicia de “Phoenix Wright: Ace Attorney”, y menos con actores de carne y hueso. ¿Cómo es que un director como Miike se acercaría a un materia como este? Pues era difícil de imaginarse, y el resultado final, aunque… digamos, original y un poco inconsistente, es innegablemente original y deliciosamente caricaturesco.

Curiosamente, y a pesar de ser, bueno, rara por momentos, la película de “Ace Attorney” es, posiblemente, la cinta más accesible de Miike hasta el momento. No hay sangre, no hay tripas, y la trama, aunque absurda, es fácil de entender, especialmente para aquellos que hayan disfrutado de los juegos. Sí, los que no hayan ni visto por asomo alguna de las entregas de la franquicia podrían estar medio perdidos durante los momentos más hiperactivos del filme, pero en general, se trata de una de las adaptaciones más divertidas y fieles que se hayan hecho de un videojuego, para bien o para mal.

Nuestro protagonista es Phoenix Wright (Hiroki Narimiya), quien, luego de encontrar el cadáver de su mentora, Mia Fey (Rei Dan), decide defender a su hermana, Maya (Mirei Kiritani), quien ha sido acusada del asesinato. Su nemesis y ex compañero de clases, Miles Edgeworth (Takumi Saitoh) se mete en el caso, al igual que el afamado abogado Manfred Von Karma (Ryo Ishibashi), por lo que el caso, el cual involucra también a un monstruo parecido al del Lago Ness, y una cacatúa parlante, terminará siendo mucho más complicado y enredado de lo que esperaba.

Casi como un anime con actores reales

Si son fanáticos de los dramas legales o filmes de similar corte, se llevarán una sorpresa con “Ace Attorney”; esto puede ser bueno o malo, dependiendo de con qué mentalidad decidan ver la cinta. No es una película seria en lo absoluto; de hecho, uno de sus mayores atractivos es que es casi como un anime con actores de carne y hueso. Todos los personajes tienen peinados estrafalarios que desafían la gravedad, y el vestuario es colorido y exagerado, como lo que uno encuentra en los juegos.

De hecho, se nota que Miike y su equipo han hecho todo lo posible tanto por adaptar los juegos de la manera más exacta posible, como por desarrollar una historia entretenida que no le tiene miedo al absurdo. Cada sesión en el juzgado es tratada de la manera más dinámica y visualmente impactante posible; los personajes utilizan hologramas para presentar su evidencia, señalándolos con poses ridículas (iguales a las del juego), y actúan como personajes animados más que como personas comunes y corriente. La trama está llena de explosiones (!), gritos, expresiones exageradas, y hasta un momento en donde todo el tribunal se desmaya al más puro estilo de un anime (o de Condorito, supongo). Es todo muy absurdo, pero a la vez, innegablemente entretenido.

Esto se extiende, evidentemente, las actuaciones, las cuales son todas muy enérgicas y divertidas. Es un balance muy curioso; el reparto se toma la cuestión lo suficientemente en serio como para que uno se interese en el misterio central de la narrativa, pero están lo suficientemente conscientes de que están protagonizando un anime en vivo, como para darle cierto grado de ridiculez t exageración a los momentos más inesperados. Es casi como si hubieran tomado a los personajes de los juegos, con los mismos peinados, vestuarios, expresiones y movimientos, y les hubieran dado vida.

Un poquito muy larga

Desgraciadamente, la película es muy larga —injustificadamente— por lo que, entre momentos de alto nivel de energía y exageraciones estilo película de animación, tenemos varias secciones algo monótonas, en donde la creatividad usual de Miike no se hace evidente. No son lo suficientemente intrusivas como para arruinar la experiencia general de ver “Ace Attorney”, pero sí como para convertirla en un filme irregular, que debió ser bastante más corto y directo. Llega un momento durante el tercer acto en el que uno simplemente quiere que la película termine, cosa que, considerando lo entretenidos que son los juegos, nunca debió pasar.

No obstante, con defectos y todo, vale la pena admitir que “Ace Attorney” es una de las adaptaciones más fieles e hilarantes que haya visto de cualquier videojuego. Los peinados parados y los vestuarios llamativos no siempre funcionan en películas con actores de carne y hueso, pero en este caso, no hacen más que acentuar la estética y estilo tan caricaturescos de la cinta. Graciosa, intrigante, enérgicamente actuada y exageradamente dirigida, puede que “Ace Attorney” sea una experiencia algo irregular, pero en comparación a la adaptación promedio de un videojuego, es casi una obra maestra. Si son fanáticos de los juegos de “Ace Attorney”, definitivamente tienen que ver esta película.