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Saints Row IV: Re-Elected (PS4 & Xbox One) – Análisis

Algo fácil, pero extremadamente divertido.

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Publicado: 20 de junio del 2020

Sé que he llegado extremadamente tarde a la fiesta, y que la mayoría de gamers probablemente estén ocupados con juegos más modernos, pero debo decirlo: la pasé realmente bien con “Saints Row IV: Re-Elected”. Sí, sé que es el remaster de un título de la generación pasada (casi antepasada) que nunca lució muy bonito que digamos. Y sé, también, que no es una experiencia particularmente retadora; de hecho, hasta se podría argumentar que es demasiado fácil. ¿Pero saben qué? Era exactamente lo que necesitaba durante esta cuarentena por el Coronavirus. Después de todo, no todos los juegos tienen por qué ser serios, profundos y difíciles. A veces, necesitamos ser parte de una aventura ridícula e hilarante, que lo hace sentir a uno como un superhéroe prácticamente invencible.

La historia no es lo más importante en “Saints Row IV: Re-Elected”. De hecho, no es mas que una serie de parodias de diferentes juegos y películas, las cuales sirven de excusa para insertarlo a uno en medio de una invasión alienígena, y más importante, en medio de una simulación bastante realista. Eso sí, quienes hayan jugado las entregas pasadas de la franquicia, probablemente la pasarán bien al ser testigos del regreso de varios personajes favoritos —los demás, sin embargo, no se sentirán perdidos, felizmente. “Saints Row IV: Re-Elected” es el tipo de juego que, durante ciertos momentos, favorece a los fanáticos de la saga, pero tampoco llega a alienar a los jugadores nuevos. Es un balance delicado, que “Saints Row IV: Re-Elected”, afortunadamente, llega a obtener.

Pero sí. Aliens. Uno controla al Presidente de los Estados Unidos, un hombre o mujer completamente customisable (en serio, el sistema de personalización del personaje principal es realmente impresionante y detallado), que se ve involucrado en una invasión de la Tierra por parte de los Zin, y su líder, el arrogante Zinyak. Es así que el planeta es destruido (así como quien no quiere la cosa), y nuestro protagonista escapa en su nave espacial, junto a su inteligente socia, Kinzie.

A partir de ese momento, uno se puede meter en una versión simulada de la ciudad Steelport (al más puro estilo de las películas de “Matrix”), la cual está siendo invadida por los Zin. En ella, uno puede realizar todo tipo de actividades, desde atacar diferentes zonas tomadas por los aliens, hasta liberar tiendas de ropa y armas, escalar torres, participar en carreras, y recolectar todo tipo de ítems y upgrades. No es el mundo abierto más completo o complejo que haya visto —de hecho, la mayor parte de side-quests y actividades secundarias se parecen mucho entre sí—, pero tampoco está del todo mal. Y por supuesto, uno también puede ir participando en la mayoría de misiones primarias, muchas de las cuales involucran el rescate de los miembros del equipo del Presidente, incluyendo a Keith David (interpretado, por supuesto, por el famoso actor Hollywoodense… Keith David).

Primero lo primero: “Saints Row IV: Re-Elected” no es una experiencia difícil. En lo absoluto. El juego te otorga demasiados poderes demasiado rápido en el interior de la simulación, lo cual le quita mucho reto a la mayoría de combates. Además, habilidades como el poder correr rapidísimo y volar (o flotar, en realidad), hacen que el sistema de customización y obtención de vehículos sea prácticamente innecesario. Sí, manejar tanques y vehículos alienígenas es relativamente divertido, pero prefiero mil veces flotar en medio de la ciudad, o correr tan rápido que causo torbellinos que acaban con la mayor parte de carros en las pistas. “Saints Row IV: Re-Elected” me hizo sentir como un superhéroe —de hecho, me recordó, salvando las distancias, por supuesto, un poco a “Spider-Man”, de PlayStation 4—, pero hubiera guardado algunos de los poderes más potentes para más adelante.

No obstante, por más que los introduzcan demasiado rápido, no me puedo quejar de los poderes disponibles. Mi favorito es el de explosiones; con solo oprimir R, uno puede botar bombas que causan explosiones por doquier, muchas veces acabando con grupos grandes de enemigos a la vez. Aparte de eso, sin embargo, también tenemos la habilidad de congelar; un poder de telekinesis (como para lanzar personas, enemigos, vehículos y más por todas partes), un poder de fuego (similar al de las explosiones), y una pisada poderosa que acaba con todos los enemigos a la redonda. Y por supuesto, también están los súper saltos y el poder de volar. Lo mejor, además, es que todos los poderes tienen sus propios upgrades, los cuales afectan características como su alcance, poder, distancia, y mucho más.

¿Y cómo consigue uno los upgrades? Pues “Saints Row IV: Re-Elected” cuenta con dos tipos de moneda. La primera es el cache, la cual uno va ganando mientras acumula experiencia y va subiendo de nivel. Y la experiencia se va consiguiendo a través de todo tipo de acciones: desde cumplir misiones, hasta acabar con ciertos enemigos. Es con el cache que uno puede ir comprando diferentes upgrades para las características base del Presidente, como su fortaleza, el daño que recibe de diferentes tipos de armas, las habilidades de sus compañeros, y mucho más. Resulta muy satisfactorio el conseguir más cache, mientras uno sube de nivel y compra nuevos upgrades para el personaje.

La segunda moneda, por otro lado, consiste de racimos de data, los cuales están regados por todo Steelport, y deben ser recogidos mientras uno se ve involucrado en las diferentes misiones. Debo admitirlo: el recoger estos ítems resultó extremadamente adictivo para mi, por lo que fui consiguiendo upgrades para mis poderes de manera muy rápida. Sí; los racimos de data solo sirven para mejorar los diferentes poderes que uno va consiguiendo a lo largo de la aventura, muchos de los cuales, además, se van desbloqueando —o haciendo disponibles para la compra— mientras uno va subiendo de nivel, o cumpliendo ciertos retos. No estoy completamente seguro de cuántos racismo de data hay en Steelport, pero creo que haber conseguido casi todos (sí, para el final del juego, mi Presidente era prácticamente inmortal).

¿Y qué hay de las anteriormente mencionadas misiones? Las principales suelen ser bastante entretenidas, obligándolo a uno a rescatar a los diferentes miembros de su equipo, muchos de los cuáles están en otro tipo de simulación, reviviendo sus peores miedos. Esto resulta en momentos inesperadamente hilarantes, y en varias misiones que terminan parodiando otros juegos, u otros géneros de videojuego. Por ende, tenemos una misión que imita a las aventuras de texto de hace más de treinta años; otro que se juega como un beat em up en 2D (con voces digitalizadas y todo), y otro que satiriza a la franquicia de “Metal Gear” (sí, es necesario esconderse en una caja de cartón). Ninguna de estas situaciones es particularmente difícil, pero ciertamente me arrancaron más de una carcajada.

¿Y qué hay de las misiones secundarias? Debo admitir que estas terminan siendo un poco más repetitivas, y generalmente terminan en alguna suerte de pelea con un jefe, o algún tipo de trifulca en donde uno tiene que usar sus armas o sus poderes para disparar, disparar y disparar. Muchas de ellas, además, lo obligan a uno a participar en los eventos opcionales de Steelport (irónico, ¿no?), como las carreras, juegos de puntería (en donde uno tiene que arrojar carros, gente o cabezas inflables de gatos (¡!) a círculos de diferentes colores), minijuegos de hacking (para desbloquear diferentes tiendas), y hasta secciones para practicar platforming. Suena variado, y al principio lo es, pero luego de más de diez horas de gameplay, se pueden tornar repetitivas, especialmente mientras uno se va haciendo demasiado poderoso y rápido.

No obstante, y a pesar de ser una propuesta menor —al menos en comparación a otros juegos de mundo abierto, incluso de aquella época—, debo admitir que me divertí mucho con “Saints Row IV: Re-Elected”. De repente se debe a que, en general, no es un juego muy largo (me tomó unas 18 horas, con DLC y todo). O a que no se toma en serio a sí mismo… para nada. Pero por más que las misiones secundarias se parezcan entre sí, o que las primarias, en algunos casos, lo obligan a uno a jugar sin sus súper poderes (¡eso es como quitarle su caramelo a un niño!), terminé ligeramente adicto al juego. Simplemente quería seguir avanzando; quería que mi porcentaje de terminación aumentara, y que las actividades disponibles en el mapa de Steelport se vayan borrando. Quería seguir recolectando racimos de data, y otros ítems, como clips de voz, o unas bolas amarillas de inteligencia artificial que, en el mapa, parecían Pokébolas. “Saints Row IV: Re-Elected” es, en cierto sentido, el juego ideal para quienes estén obsesionados con recolectar ítems, cumplir misiones, llenar listas, y en general, terminar algo.

Aparte de la aventura principal —con misiones secundarias y todo—, el juego viene con un par de aventuras de DLC. En la primera, llamada “Enter the Dominatrix” (ja), uno tiene que enfrentarse a la Dominatrix del título a través de unas cuantas misiones, las cuales lucen incompletas (a propósito). Muchos de los cutscenes, incluso, son presentados a través de storyboards, en vez de estar animados. En la segunda, llamada “How the Saints Save Christmas”, uno termina visitando el Polo Norte para rescatar a Papá Noel de una invasión alienígena. Es tan absurdo y cursi y divertido como suena.

Lo más importante acá, sin embargo, es la expansión llamada “Gat Out of Hell”, una aventura de mediana duración que involucra a Kinzie y Johnny Gat (otro miembro de los “Saints”) yendo al infierno para rescatar al Presidente. Este modo puede ser jugado solo o en modo cooperativo, y resulta ser bastante entretenido, especialmente considerando que se trata de una visita al infierno. Uno puede volar de verdad —no como en el Steelport virtual—, y puede utilizar armas verdaderamente ridículas para acabar con los demonios. ¿El Arca de la Alianza (sí, como la de Indiana Jones) haciendo las veces de un arma? ¡Por qué no!

Ah, pero me estaba olvidando de las armas del modo principal. El cache también puede ser utilizado para comprar nuevas armas o mejorar las que ya se tienen, y aunque, debido a como la aventura está estructurada, uno termina utilizando más sus poderes que sus armas (así como termina flotando y corriendo más de lo que utiliza vehículos), hay suficiente variedad como para que sea posible crear caos durante las peleas. Sí, hay las metralletas y pistolas y lanzagranadas clásicas. Pero “Saints Row IV: Re-Elected” también incluye ridiculeces como un arma musical (¡acaba con tus enemigos gracias al poder del dubstep!), o un rifle que lanza, literalmente, agujeros negros que absorben a los seguidores de Zinyak. El que “Saints Row IV: Re-Elected” no se tome en serio a sí mismo ciertamente ayuda a que tenga una variedad envidiable de armas (sí, uno puede hasta usar un dildo gigante para pegarle a sus contrincantes… ¡por qué no!).

A nivel técnico, “Saints Row IV: Re-Elected” ciertamente está mejor que la versión original del juego. Eso no quiere decir, sin embargo, que se trate de un título hermoso o siquiera atractivo. Los modelos de los personajes, por ejemplo, manejan una estética mitad-realista y mitad-caricaturesca (que me recordó un poco al estilo de los juegos de “Timesplitters” para la GameCube, por ejemplo) que no siempre luce del todo bien. Sí, la mayoría de animaciones son suaves, pero las gráficas en general, tanto de los personajes como los enemigos y las locaciones, no utilizan tantos polígonos como otros juegos para estas consolas, y por ende lucen, incluso en esta versión, como algo de la generación pasada.

No me tomen a mal; el juego corre bien, y no detecté muchos problemas de framerate, al menos, ni siquiera cuando las cosas se tornan ridículamente caóticas, llenas de explosiones y fuego y balas y lásers y enemigos por doquier. Pero la ciudad de Steelport tiene harto pop-in, especialmente cuando uno se pone a flotar y puede ver los edificios y vehículos más distantes, y sí me encontré con un par de glitches, uno de los cuáles me dejó atracado en el interior de un puente (no encima y no debajo; adentro). Tuve que resetear, lógicamente. La banda sonora, por otro lado, consiste de música electrónica genérica (nada muy memorable), pero las actuaciones de voz son todas geniales, lo cual simplemente ayuda a enfatizar el tono irreverente del juego. Sí, Keith David es interpretado por Keith David, y algunos de los personajes secundarios tienen las voces de actores de la talla de Terry Crews, Daniel Dae Kim, o Roddy Pipper (Q.E.P.D.). Nada mal, en realidad.

Al final, lo que cada uno saque de “Saints Row IV: Re-Elected” dependerá de sus expectativas. Sí, el mapa de Steelport es prácticamente el mismo que el del juego anterior, solo que con algunos efectos distintos (se trata de una simulación, después de todo), y naves alienígenas por doquier. Y sí, la aventura principal es muy fácil, debido a la cantidad de superpoderes que uno consigue rápidamente, y a las grandes cantidades de ítems de vida que botan los enemigos que uno derrota (mejor y hasta nos hubieran dado vida autoregeneradora, como en otros juegos). Pero “Saints Row IV: Re-Elected” es lo suficientemente hilarante, adictivo, rápido, y más importante, divertido, como para que valga la pena ser probado, especialmente ahora que no cuesta mucho que digamos, ni para la Xbox One, ni para el PlayStation 4. A veces, todo lo que uno quiere es causar caos y destrucción, y sentirse como un superhéroe casi invencible. Y esa es precisamente la oportunidad que “Saints Row IV: Re-Elected” nos da.

8 Muy Bueno

Lo positivo:

  • No se toma en serio a sí mismo
  • Buena cantidad de misiones secundarias
  • Excelente sistema de customización de personaje
  • Viene con DLC y expansión incluidas

Lo negativo:

  • En general, demasiado fácil
  • No tiene muchas mejoras técnicas
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