REVIEW

En Nombre del Rey: una historia de Dungeon Siege (2007) – la Tierra Media de descuento

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Publicado: 06 de mayo del 2017

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Diversión involuntaria

Sí, regresamos nuevamente donde Uwe Boll. Después de haber reseñado algunas de sus peores películas —como House of the Dead y Alone in the Dark— y su intento fallido por hacer una sátira (Postal), me toca escribir sobre una de sus películas más ambiciosas… e involuntariamente hilarantes. En Nombre del Rey: Una historia de Dungeon Siege es un intento flácido por copiar a la trilogía de El Señor de los Anillos, una historia de fantasía clase-D protagonizada por actores talentosos en su peor momento, llena de efectos visuales poco convincentes y actuaciones exageradas. Es una pésima película —pero no puedo negar que me mantuvo muy entretenido.

El problema principal de En el nombre del Rey —basada, supuestamente, en Dungeon Siege, aunque las similitudes acaban en el título, creo— es que se siente pequeña. Mientras que El Señor de los Anillos es épica en todo sentido de la palabra, presentándonos un mundo de fantasía enorme lleno de diferentes especies, bestias, monstruos, seres mágicos y leyendas, En nombre del rey se siente… bueno, barata. Y esto es porque lo es —aunque el presupuesto de 60 millones de dólares no es bajo en términos generales (ya quisiéramos en Perú poder manejar este tipo de cifras), de hecho palidece en comparación a lo que Peter Jackson gastó en sus películas. Y se nota en el producto final.

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El protagonista de nuestra historia es un granjero llamado… Farmer (¡dios mío, que original!) interpretado por Jason Statham. Al comienzo de la película, está viviendo una vida tranquila con su esposa, Solana (Claire Forlani), y su hijo Zeph (Colin Ford). Sin embargo, un ataque de Krugs (monstruos sospechosamente parecidos a los orcos… mmm…) termina en la muerte de Zeph y en el secuestro de Solana. Con una intensa sed de venganza, Farmer decide ir a rescatar a su amada y asesinar a los responsables de este horrible evento. Para ello, recibirá la ayuda de su vecino, Norick (Ron Perlman) y el hermano de Solana, Bastian (Will Sanderson).

A la par, tenemos al rey de estas tierras, Konreid (Burt Reynolds) y a su fiel mago, Merick (John Rhys-Davis), quienes están a punto de comenzar una guerra contra un hechicero maligno, Gallian (un exageradísimo Ray Liotta), el supuesto heredero del trono, Fallow (Mathew Lillard), y su ejército de Krugs. Evidentemente, ambas historias eventualmente se unen, lo cual resulta en una batalla final previsible y limitada en ambiciones, pero innegablemente entretenida.

¿El Transportador vs. Shaggy?

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Es imposible escribir sobre En nombre del Rey sin discutir el reparto. Decir que el grupo de actores que aparece en este filme es ecléctico implicaría ser amable. El protagonista es Jason Statham, quien a pesar de dar una actuación decente, como siempre, no podría verse más fuera de lugar en una historia fantástica. De ahí tenemos a Ron Perlman, a quien Boll le chupa todo el carisma para que interprete a Norick de la forma más aburrida posible. (Mejor te iba con Hellboy, mi amigo). El rey de Burt Reynolds es tan convincente como una estatua del mismo personaje, y tanto Claire Forlani como Kristanna Loken (interpretando a un ser mágico del bosque con habilidades de ninja… no pregunten) se ven totalmente perdidas.

Pero son los villanos quienes se roban la película. Primero está Ray Liotta como Gallian… dios mío, no estoy seguro si lo que hace es actuar, o simplemente comportarse como loco por más de una hora y media. Su interpretación es absolutamente exagerada, caricaturesca y gritona; de hecho, es tan poco sutil, que no me cuesta demasiado imaginarme a un Nicolas Cage totalmente fuera de sus cabales, o a un Jeremy Irons (en modo Dungeons and Dragons) en el mismo rol. Y Matthew Lilard… ¡quién hubiese imaginado que Shaggy de Scooby-Doo daría una actuación vergonzosa en una película de este tipo! Entre los dos, convierten a En nombre del Rey en una comedia de rato en rato, absolutamente ridícula, pero muy divertida.

Visualmente, el filme es tan pobre como uno esperaría. Los efectos visuales son paupérrimos, el diseño de producción es tan convincente como el de una obra de teatro escolar, y la dirección de fotografía le otorga un look deprimente y decolorado a la cuestión. Y aunque la batalla final con los Krugs está decentemente coreografeada y, sorprendentemente, logra desarrollar algo de tensión, se nota que Boll no contaba con muchos extras para escenificarla. Acá definitivamente no van a encontrar las tomas aéreas y planos épicos que hicieron de El Señor de los Anillos tan impresionante.

Algo aprendió Boll

QUOTE En nombre del rey

Si alguna vez se preguntaron cómo sería una película de fantasía “épica” protagonizada por un actor rudo conocido por sus películas de acción y balaceras, y una pareja de villanos que parecen sacados de una comedia satírica, no deben perderse de En nombre del Rey. Se trató, pues, del mejor intento de Uwe Boll hasta aquel momento de dirigir un filme basado en un videojuego —el resultado final, aunque jamás aburrido, no termina de convencer. Eso sí, definitivamente preferiría ver esta película más que House of the Dead, Alone in the Dark o Postal cualquier día de la semana. Dentro de todo, es una mejora.

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