Imagen de Bravely Default II - Nintendo Switch (Análisis)
REVIEW

Bravely Default II – Nintendo Switch (Análisis)

Uno de los mejores JRPGs para la Switch.

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Publicado: 02 de marzo del 2021

Plataforma: Nintendo Switch Publicado por Nintendo Desarrollado por Square-Enix Lanzamiento: 26/02/2021

Por más de que algunas franquicias hayan evolucionado y cambiado con el tiempo, a veces da gusto meterse en algo un poco más tradicional; en una historia que le hace recordar a uno los juegos de antaño, tanto en términos narrativos como de gameplay. Eso es, precisamente, lo que hace la franquicia de “Bravely Default” de Square-Enix. Tanto con la primera entrega para 3DS, como con su secuela —la cual, asumo, ahora ha sido reemplazada por el nuevo juego para Nintendo Switch—, lo que los desarrolladores han hecho es entregarnos historias intrigantes e innegablemente adictivas, que hacen uso de mecánicas tradicionales del subgénero del JRPG, pero utilizando una que otra novedad, como para que no se sientan como experiencias demasiado convencionales. Es un balance delicado, el cual, felizmente, los dos primeros juegos pudieron mantener sin mayores problemas.

Y es, de hecho, lo que también termina haciendo “Bravely Default II” para la Nintendo Switch. Si disfrutaron de las dos entregas anteriores, lo más probable es que la pasen bien con este nuevo titulo. Visualmente atractivo y mecánicamente bien realizado, se trata de un JRPG que utiliza muy bien las mecánicas introducidas en los juegos previos, pero que también trae consigo suficientes novedades, como para sentirse como una suerte de expansión de lo creado anteriormente. Más interesante, todavía; cuenta con personajes y líneas narrativas distintas a las de sus predecesores, por lo que no es absolutamente necesario el haber jugado las otras entregas para entender esta nueva propuesta. Sí, tiene conexiones temáticas y de contexto con los otros juegos, pero “Bravely Default II” puede ser disfrutado tanto por fanáticos como neófitos, lo cual hace que sea mucho más fácil adentrarse en este mundo.

“Bravely Default II” tiene como protagonista a Seth (o en mi caso, a Sebastián, ya que uno le puede poner el nombre que quiera al personaje), un héroe que sobrevivió un naufragio, y que terminó siendo rescatado en el país de Excillant. Como suele ser tradición en los JRPGs, nuestro protagonista se ve involucrado rápidamente en una narrativa compleja y llena de personajes con motivaciones propias, incluyendo a Gloria, la princesa del Reino de Musa, que está en busca de los cuatros cristales elementales que solían mantener el balance de la naturaleza en su ya caído país. De caer en las manos equivocadas, los cristales podrían traer consigo terribles sucesos, por lo que la princesa ha decidido ir a por ellos para evitar una suerte de armagedón. Con la ayuda de Seth y de otros personajes coloridos, dicha búsqueda se convierte rápidamente en una aventura épica y emocionante.

Ahora bien, vale la pena mencionar que, al menos en lo que se refiere a la narrativa, “Bravely Default II” comienza de manera algo lenta, tratando de introducir al jugador al contexto en el que se lleva a cabo la historia, así como a los diferentes personajes que uno va conociendo. Poco a poco, Seth se va involucrando con otros guerreros, y por supuesto, va consiguiendo, junto a Gloria, los diferentes cristales, los cuales terminan por complejizar la trama, haciéndola cada vez más interesante. No es nada del otro mundo —de hecho, cuenta con varios de los clichés y estereotipos que uno esperaría de un JRPG tradicional—, pero funciona, y ayuda a motivar al jugador a seguir avanzando. Después de todo, la gente de Square-Enix hace un buen trabajo a la hora de darle vida a este mundo, para que uno sienta que está intentando salvar un lugar vivo y lleno de personas, y no simplemente una colección simplona de píxeles.

Ayuda, además, que los diálogos estén bien escritos, dándole diferentes personalidades a cada miembro del party del jugador. Las interacciones entre cada uno de ellos suelen ser graciosas o hasta emotivas, y aunque muchos de los guerreros con los que uno se termina aliando sí cuentan con caracterizaciones algo estereotípicas, son presentados de manera tan divertida, que uno termina ignorando algunos de los elementos más previsibles. Disfruté mucho, por ejemplo, de Elvis y su acento escocés (¡!) exagerado, o de la valiente Adelle. Y aunque Seth —o como lo llamen— no es el protagonista más carismático de la historia, cumple bien su rol como una suerte de representante del gamer en este mundo, al que le tienen que explicar muchas cosas, incluyendo algunos de los detalles relacionados al conflicto central. No es un personaje particularmente memorable, pero tampoco es un pedazo de cartón.

Ahora bien, si han jugado cualquiera de las entregas anteriores, sabrán que uno de los atractivos principales de “Bravely Default II” es el sistema de combate. Como suele pasar en esta clase de títulos, se trata de un sistema por turnos, en donde cada miembro del party ataca o se defiende uno por uno, con los enemigos —toda suerte de monstruos y personajes villanezcos— también capaces de hacer lo mismo. Pero lo que diferencia a “Bravely Default II” de otros juegos —y lo que le da este nombre tan peculiar a la franquicia— son los comandos Brave y Default. Con el primero, uno puede usar el ataque del siguiente turno para moverse inmediatamente, pero haciendo que tenga que esperar más luego. Y con el segundo, uno simplemente se defiende, lo cual, sin embargo, hace que pueda atacar dos veces seguidas en el mismo turno.

Se trata, pues, de un sistema innegablemente interesante, el cual le otorga una sensación palpable de estrategia al juego en general, y por supuesto, a las batallas en particular. Uno tiene que considerar cuándo atacar y cuándo defenderse, pensando en tácticas muy específicas para diferentes tipos de enemigos. Además, hay que considerar, también, las diferentes debilidades de sus contrincantes, así como las diferentes protecciones que pueden obtener durante las batallas, o los ítems que pueden utilizar. Súmenle a esto el hecho de que tenemos ataques regulares, pero también personajes —como Elvis— que pueden utilizar magia, y el sistema de batalla se hace realmente complejo, pero también entretenido de aprovechar.

Adicionalmente, el juego le permite a cada personaje tener un diferente trabajo, con varios roles y tipos de combate disponibles para que uno pueda elegir. Básicamente, cada personaje tiene un trabajo primario y un trabajo secundario; con el primero, uno puede ir subiendo la barra de Experiencia de Trabajo, la cual le permite al personaje utilizar habilidades pasivas y activas ligadas a ese trabajo en particular. Y con el segundo, simplemente puede utilizar todos los comandos específicos de ese trabajo. Considerar qué personajes tendrán qué trabajos y en qué orden, también es parte de las estrategias que uno tiene que tomar en cuenta a la hora de ordena su party, y evidentemente, involucrarse en diferentes combates.

Ahora bien, sí debo admitir que no soy el gamer más paciente del mundo, por lo que por momentos me desesperó ligeramente que el juego le exija hacer algo de grinding a uno para derrotar a ciertos enemigos o hasta Jefes. Además, como todo buen JRPG, hay varios encuentros aleatorios con enemigos en el overworld; muchos son fáciles de evitar —especialmente cuando el enemigo es más débil que el party; cómicamente, se corre de miedo al ver a nuestros personajes—, pero otros pueden llegar a desesperar ligeramente. Felizmente, “Bravely Default II” cuenta con la opción de acelerar las batallas —¡gracias, Square-Enix!—, así como la de automatizar los movimientos de los personajes por más de un turno. Esto último no lo recomendaría para las batallas importantes —obviamente—, pero para los encuentros aleatorios con monstruos débiles, se trata de una opción muy bienvenida.

A nivel técnico, “Bravely Default II” es todo lo que uno esperaría de un juego AAA desarrollado por Square-Enix. El título maneja una estética tipo chibi —aunque no tan exagerada— similar a las de las entregas anteriores, pero más detallada, con los personajes luciendo como marionetas tanto en los cutscenes, como en las batallas. Es adorable, y gracias a los poderes vistosos y animaciones fluidas, bastante impresionante. Los mundos en sí, por otro lado, manejan un look tipo acuarela bastante atractivo —el cual puede aprovecharse incluso más si uno presiona el stick derecho para alejar la cámara y ubicarse—, y los enemigos están todos bien diseñados y hasta pueden llegar a ser intimidantes. La banda sonora es sorprendentemente pegajosa —especialmente el tema principal de batalla— y las actuaciones de voz son de primer nivel (nuevamente, resalta al acento escocés de Elvis; ¡me encanta!). Y al ser un juego bien optimizado para la plataforma, “Bravely Default II” corre sin problemas tanto en el modo portátil de la Nintendo Switch, como en el dock para televisión.

Puede que “Bravely Default II” no se diferencie demasiado de sus predecesores, y que no cuente con mecánicas súper novedosas o una historia revolucionaria o particularmente emocional. De hecho, si están buscando algo diferente y sorprendente, puede que terminen decepcionados. Pero lo que sí hace “Bravely Default II” es adentrarnos en una aventura adictiva y con buen ritmo, llena de personajes carismáticos, batallas épicas, y un sistema de pelea muy bien desarrollado. Súmenle a esto las sólidas actuaciones de voz, y las gráficas detalladas y sorprendentemente adorables, y “Bravely Default II” se convierte rápidamente en uno de los JRPGs más recomendables para la Nintendo Switch. Y como se dijo líneas arriba: lo mejor es que ni siquiera hay que jugar los dos juegos previos para entender esta nueva aventura. Sean fanáticos o gamers casuales, vale la pena que le den una oportunidad a “Bravely Default II”.

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por Square-Enix.

8.5 Recomendado

Lo positivo:

  • Adorables gráficas tipo chibi.
  • Excelente sistema de batalla.
  • Diálogos muy bien escritos.
  • Sólidas actuaciones de voz.

Lo negativo:

  • Comienza algo lento.
  • No introduce demasiadas novedades.
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