De forma similar a los videojuegos, la animación se ha enfrentado a prejuicios por (usualmente) estar orientada hacia un público infantil. Excelentes películas como las creadas por Pixar y Studio Ghibli suelen ser menospreciadas sin una razón válida para hacerlo. Menciono lo anterior debido a que uno de los mejores juegos exclusivos de Xbox One busca capturar esa magia e imaginación, este es Ori and the Blind Forest.
Para los que no lo conocen, Ori and the Blind Forest es un metroidvania (juego de acción-aventura) desarrollado por Moon Studios, un equipo independiente. En este se controla a Ori, un espíritu de luz que debe salvar el bosque de Nibel, a través de la restauración de los elementos del bosque. Lo que hace a Ori genial es como captura la estética del cine animado y la transforma a otro formato.
Perfección en diseño: Cada aspecto de la presentación
Por más de que sea un videojuego, lo más impresionante de Ori and the Blind Forest es su estilo artístico. Los artistas tomaron de inspiración a The Iron Giant y Lion King, lo que se nota en toda la presentación. Quizá el juego no haya ganado muchos GOTY, pero si se llevó varios premios por su arte.
En primer lugar, los ambientes del bosque son hermosos, cada escenario parece un cuadro pintado. Los colores brillantes hacen que los sentimientos generados por las distintas ubicaciones se acentúen. Cuando el juego quiere ser feliz como en el pantano, la pantalla se llena de brillantes azules, verdes y amarillos. Cuando se busca crear misterio, las partes del bosque son de azul oscuro, morado y negro. Y cuando se busca un sentimiento de miedo y acción, las texturas son de morados intensos (naranjas en el volcán).
Cada uno de estos lugares tiene su propia identidad, y la forma en la que se interconectan hace que el bosque se sienta como un solo lugar. No hay cosa tan relajante como ver los ríos caer sobre el agua, y no hay momento más confuso que entrar al bosque misterioso que cambia constantemente.
Puede parecer extraño, pero las animaciones de Ori también son espectaculares, lo que no es normalmente comentado en otros juegos. Los movimientos y saltos de Ori son fluidos y se sienten naturales, haciendo de controlarlo un total espectáculo. El resto de personajes se mueven con elegancia y realismo, de forma similar a una película de Disney.
La banda sonora
La música de Ori complementa a los escenarios y momentos de formas casi perfectas. Al contar con una orquesta, Gareth Coker puso esfuerzo en sus composiciones y el resultado es un soundtrack versátil. Una canción como Naru, Embracing the Light captura la alegra fantasía de la vida en el bosque, con flautas que se acompañan de un asombroso piano. La tranquilidad es característica de canciones como The Waters Cleansed o The Ancestral Trees, acompañadas con el deseo de avanzar.
Además, los diseñadores supieron cuando colocar cada canción y con qué intensidad, lo que complementa a la historia. La escena más importante del inicio del juego es el ejemplo perfecto, al inicio la música está en el volumen exacto, pero cuando sucede lo impactante, el volumen baja y los instrumentos se reducen. Los sonidos del ambiente toman control de la siguiente semana, mostrando la tristeza detrás de la situación.
¿Y el gameplay?
Puede dar una mala señal recién empezar a tocar el gameplay tras 500 palabras sobre la presentación, pero esto no significa que este no esté bien hecho. La aventura consiste en la exploración del bosque y subir de nivel para mejorar las habilidades de Ori. Lo que funciona y es satisfactorio por una variedad de razones.
Primeramente, los controles son fluidos y responden a los comandos del jugador. Controlar a Ori suele sentirse bien, lo que significa que pocas muertes serán culpa del control o de un movimiento no detectado. Además, las habilidades que se pueden mejorar pueden subirse de una forma distinta en repetidas partidas, así que las partidas pueden variar de algunas formas entre persona y persona. Atacar es sencillo y evadir a los oponentes es parte de lo que se tiene que amaestrar.
Uno de los puntos fuertes de Ori and the Blind Forest es que, como el bosque es atractivo y los controles buenos, dan ganas de explorar todas sus ubicaciones. Esto se ve ayudado por los tamaños de cada zona, las cuales nunca son demasiado grandes y ayudan a no cansarse de los lugares visitados. Una rápida vuelta en una zona puede convertirse en veinte minutos de energética exploración.
Por último, el combate se combina con el movimiento de una forma en la que los enfrentamientos terminan rápido. No se lucha con mecánicas complejas, pero los efectos y variedad de ataques hace del sistema satisfactorio. Así que el gameplay no es excelente, pero si se complementa con la presentación para crear una disfrutable experiencia.
La historia: Lo fuerte y lo débil
Si hay un punto fuerte para la historia de Ori and the Blind Forest, es su introducción. La forma en la que se construye el vínculo entre Ori y su madre Naru es genuina. Sin spoilers, los primeros treinta minutos del juego engancharon a la mayoría de jugadores por ser bastante emocionales. No hay mucho movimiento más que apretar hacia adelante, pero la capacidad de absorber la información al ritmo del jugador es otra demostración del potencial para contar historias.
A pesar de eso…el resto de la aventura no es tan sólida en ese sentido. La narrativa suele chocar entre ser una historia personal sobre el crecimiento de Ori y una historia sobre la salvación del bosque, lo que lleva a que ninguno de los dos puntos se desarrolle correctamente. En cuanto a personalidad, el protagonista no crece, lo que debilita a la aventura y especialmente al final. Sin querer spoilear, el final es la peor parte del juego.
Conclusion
Gameplay sólido y dirección artística espectacular hacen a Ori and the Blind Forest una experiencia memorable. Saltar a través de los bosques, adquirir nuevas habilidades y admirar los bellos ambientes hacen que Ori será adorado.
Sin duda tiene problemas que le evitan dejar una mayor marca, pero este juego sigue siendo brillante en varios sentidos. Con solo dar pasos a través del maravilloso pantano y escapar de un árbol que está siendo inundado, el jugador sabe que está jugando algo importante, que está jugando arte.
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